Cultura

"El humor está en todas las personas y es una herramienta de comunicación muy potente"

Txaro Mardaratz es la directora de Komedialdia, el nuevo festival de humor que se estrena esta primavera en Vitoria

13 abril, 2021 05:00

Txaro Mardaratz es la directora de Komedialdia, festival de humor que celebra su primera edición en Vitoria-Gasteiz esta primavera. Conocida es la situación que la cultura ha vivido durante el último año. Relevante es que nazcan nuevas propuestas a pesar de las dificultades y más aún cuando surgen de un grupo de personas que buscan aportar valor y calor a su población y ver una crisis como una oportunidad. Las promotoras de esta nueva cita han participado en numerosos encuentros culturales de la ciudad, en las mesas de turismo del Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz donde ya hablaban de crear un gran evento con marca VG (el festival Fringe de Edimburgo podría ser una referencia) a escala de la capital alavesa. Será a partir del 10 de mayo cuando la organización dará a conocer el programa completo de este año y la venta de entradas.

Nada más entrar en vuestra web se puede leer un lema que personalmente me parece esencial en estos tiempos: HUMOR Y SALUD. ¿En qué momento se os ocurre la idea de crear un festival? ¿Es una idea reciente o viene de atrás? ¿Surge como respuesta a una pasión vuestra o nada que ver? ¿Cuál es vuestra relación con el humor?

La idea de hacer un gran evento en la ciudad viene de antes de la pandemia, de 2019. Cristina Juesas y yo hemos coincidido en algunos proyectos relacionados con el turismo y los eventos y teníamos ganas de hacer algo juntas. Por entonces, nos parecía difícil encontrar un tema que la ciudad no tuviera ya cubierto, porque Gasteiz es una ciudad muy “festivalera”.

Durante el confinamiento todos hemos pasado por momentos duros, y este ha sido realmente el germen. En mi caso, que me dedicaba casi por completo al turismo, el parón fue dramático; además, pasé una enfermedad en la fase de máxima incertidumbre y esa situación me llevó a dedicar mucho tiempo a investigar sobre mi última afición: el humor como herramienta de resiliencia.

Viendo el futuro profesional tan amenazado empecé a pensar en otras salidas y en cómo aplicar el humor a mi profesión. El resultado: unas visitas guiadas por Vitoria, pensadas para las y los vitorianos “Historias de la ciudad que ríe” que hago cada sábado desde diciembre de 2020 y un gran evento: un festival de humor para Vitoria: Komedialdia.

A partir de ahí, empecé a llamar a gente conocida. Hay quien se ha unido, hay quien no, hasta llegar al equipo actual que sigue abierto a más personas que quieran aportar, por supuesto.

Viendo el equipo de personas que formáis la organización del festival da la sensación de que provenís de diferentes ámbitos e incluso de sectores "poco culturales" como la ingeniería.

La promotora inicial soy yo, que vengo del mundo del turismo y la organización de eventos. Desde el principio, en julio, animo a Cristina Juesas, que entusiasmada se incorpora como directora de comunicación. En agosto lo hacen Josu Olano (programación y organización técnica) y Javier San Pedro (financiación) y asumen los papeles de tesorero y secretario respectivamente de la Asociación KomedialdiAraba Elkartea, creada en septiembre.

El resto del equipo, como las tres diseñadoras autónomas Ana Gago, Itziar López de Luzuriaga y Arantxa Ortega, se suman en octubre cuando arrancamos con el diseño de la marca. Susana Sola, que hace años había intentado sin éxito organizar un Festival de Comedia en la ciudad y gestiona con gran éxito dos festivales de humor en Londres, sabiendo de esta iniciativa se suma en noviembre también entusiasmada. Y más recientemente, en enero, lo hacen Kike Loyola, Carmen San Esteban y Verónica Berenguer, artistas que trabajan el humor y la comedia desde distintas disciplinas.

La idea inicial era poder gestionar el evento desde la colaboración entre pequeños autónomos, pero llegados a un nivel de complejidad tan alto, a tres meses del evento necesitábamos ayuda profesional para poder delegar tareas complejas. En ese punto contratamos los servicios de Fideliza-Grupo Xabide como apoyo técnico.

Pensábamos que un proyecto de estas características, que nace para crear empleo y reactivar sectores económicos muy castigados como son la cultura, los eventos, el turismo y la hostelería tendría una acogida más calurosa entre nuestras instituciones

Habláis de marca VG. ¿Es necesario ligar un proyecto a una ciudad para ponerlo en marcha? Aquí podemos hablar sobre la dependencia que la cultura tiene de la administración pública, en absoluto lo digo con una denotación negativa. Es importante hacer una reflexión sobre ello, trasladar a la población y al público que ahora más que nunca un nuevo proyecto para salir adelante necesita del apoyo público.

La cruda realidad es que está siendo mucho más difícil de lo que creíamos. Pensábamos que un proyecto de estas características, que nace para crear empleo y reactivar sectores económicos muy castigados como son la cultura, los eventos, el turismo y la hostelería tendría una acogida más calurosa entre nuestras instituciones. Incluso pensamos ingenuamente que algo del dinero que no se ha estado gastando en grandes eventos multitudinarios podría destinarse a este incipiente festival que nace con idea de resiliencia esta primera edición y consolidación como “gran evento marca VG” a futuro.

Sin embargo, el hecho de ser una primera edición hace que todavía tengamos un mínimo de calidad y de profesionalidad que demostrar. Por esta razón, las instituciones nos animan, pero ninguna nos ha garantizado un apoyo económico expreso. Como a tantas otras iniciativas de la ciudad, se nos remite a concurrir a las ayudas y subvenciones que publican anualmente. Esto ralentiza mucho la gestión económica ya que sin el apoyo institucional es casi imposible conseguir el apoyo de grandes patrocinadores, y no digamos de pequeños que están pasando por una grave crisis económica en sus propias empresas… Si añadimos que programando con los aforos limitados los espectáculos no arrojan rentabilidad, hay mucha gente que piensa que esta aventura es una gran locura.

Aunque el proyecto claramente cuenta con el apoyo popular, y el impacto que está teniendo en la ciudadanía es muy positivo, es duro andar todo este camino de la financiación que desde el inicio está siendo cuesta arriba, como casi todos los proyectos culturales…

En este primer trimestre del año hemos tenido que tomar la decisión más difícil del proyecto: financiarnos a través de créditos avalados con nuestro patrimonio personal y confiar en que, a través de subvenciones, pequeñas ayudas y patrocinio privado, como por ejemplo el de la banca, o ayudas en especie de medios de comunicación y pequeñas empresas, podamos nacer en 2021 y sobrevivir para organizar más ediciones.

Los promotores lo afrontamos como una inversión a medio plazo y confiamos en que, en un par de años, con los aforos completos y la venta de entradas, podremos rentabilizar parte del esfuerzo organizativo. Pero hemos de reconocer que, aun con aforos llenos, sin apoyo externo, ya sea público o de un gran patrocinador privado, un gran festival como Komedialdia tiene difícil la supervivencia.

Es fundamental que la ciudadanía entienda que hay que pagar por el consumo de la cultura y que hay que poner en valor el trabajo de los creadores, que contribuyen no solo a la sociedad sino al ciclo económico en el que convivimos todos

La sostenibilidad y la solidaridad forman parte del ADN del festival. ¿De qué forma creéis que se pueden llevar a cabo estos dos objetivos? Entiendo perfectamente todo evento necesita un tiempo y en una primera edición hay que dar un primer paso para poder continuar en los siguientes años.

En la situación de “fatiga pandémica” en que nos encontramos, Komedialdia es un claro ejemplo de que “una manera de superar una crisis es convertir las amenazas en oportunidades”. Y en estos tiempos de aforos reducidos, miedo y pesadumbre, el humor es tan necesario como las vacunas, sea del tipo que sea (igual que las vacunas…) porque todas las personas necesitamos reír.

Algo que hemos aprendido durante la pandemia es a poner en valor lo cercano, a conocer mejor al vecino y esta es una oportunidad que tenemos que aprovechar para reconocer el talento local que tenemos en Álava. A veces bromeamos con el concepto “humor km. 0”, pero es un tema muy serio. Gran parte del público que consume cultura en Álava solo asiste a espectáculos puntualmente para ver a grandes “celebrities” mientras nuestras compañías y artistas de gran talento y fama internacional están de gira. Toda esta situación actual hace que podamos aprovechar esta oportunidad única. Y, ahora que tenemos a todo nuestro talento a mano, podemos programar “cultura km. 0” y redescubrir la gran calidad de nuestras y nuestros creadores, y además para reírnos. Este principio nos lleva a un escenario de economía circular, ya que todos los ingresos que generamos se reinvierten en casa, en sectores que llevan sufriendo más de un año: artistas, creadores, personal técnico de iluminación y sonido, audiovisuales, escenografía, diseño… todas las empresas implicadas en Komedialdia son alavesas.

En la parte solidaria, queremos dar importancia al trabajo de algunas asociaciones que se ocupan de la salud mental y de la sanación desde diferentes enfoques: una veterana como es ASAFES (Asociación Alavesa de Familiares y Personas con Enfermedad Mental) y una más joven, como es ExpressYourCLown (payasas y payasos de hospital) y visibilizar así la importantísima labor del tejido asociativo alavés, que nos ofrecen su apoyo en tiempos de gran incertidumbre.

Planteáis un evento en diferentes lugares y dirigido a distintos tipos de público. Objetivo ambicioso. ¿Habrá programación de pago y también gratuita?

Si queremos generar un evento que tenga un impacto positivo en la ciudad, el alcance ha de ser amplio, y en la mayoría de los espacios el aforo es de máximo 150 personas. Por eso, más allá de nuestra propia programación, en la que habrá sesiones gratuitas y de pago, buscamos la adhesión al espíritu Komedialdia de tiendas, bares y negocios en los barrios de Vitoria que quieran convertir su local en un espacio de humor durante esta semana, aunque sea con pequeñas acciones como pequeñas exposiciones o muestras de humor de cualquier tipo. El humor es sobre todo cuestión de actitud, y cuando alguien se activa y se siente parte de un proyecto optimista, ese sentimiento de estar en red genera una corriente de energía positiva muy potente. A esta campaña creada para animar al comercio y la hostelería la llamamos “Soy Irritxo laguna naiz”.