Cultura

De la radio musical al 'podcasting', así saltan los divulgadores veteranos a un formato en explosión

Veteranos divulgadores vascos apuestan por un formato digital que en 2020 creció en consumo un 25% a nivel estatal

3 marzo, 2021 05:00

A finales de 2020, el Observatorio iVoox del sector del podcast en España (iVoox es una de las plataformas estatales más relevantes dentro del podcasting) publicó un estudio sobre el consumo de podcast. La media de consumo mensual es de 19 horas y el grupo mayoritario de oyentes, un 26%, se encuentra entre los 45 y los 54 años.

Bajo un perfil de serenidad, la que te aporta la veteranía, se presentan varias propuestas elegantes y de criterio, dignas de ser reseñadas y escuchadas. Propuestas cargadas de sonidos clásicos (difíciles de encontrar por otras vías) provenientes de cajones tan amplios como son el rock, pop o jazz… Siempre bajo ese prisma que aporta la edad, las muchísimas horas de música acumuladas y como apunta Ricardo Aldarondo: “un espacio en el que caben muchos tipos de música, pero no de cualquier manera”.

Andoni Orrantia en su libro 'Diez claves para contar buenas historias en podcast' habla del 2004 como fecha de nacimiento del podcast a nivel estatal. Menos de un año después, en mayo de 2005, nació “Popcasting”, el primer podcast musical. El músico Jaime Cristóbal es el autor de un programa quincenal donde suena “música que me gusta de entre lo que me he comprado, bajado, o -en los últimos años- escuchado en streaming. Combinado con discos de mi colección que recupero” apunta Jaime desde Pamplona.

El donostiarra Felipe Cabrerizo publica su podcast desde finales de la primera década de siglo. “Psycho Beat!” está dedicado a la música beat y ye-yé con la particularidad de que en el programa no tiene cabida material anglosajón. Cuestionado por una posible afición a la radio, Cabrerizo afirma que “la radio ha sido fundamental en mi vida, sobre todo los programas musicales, que para mí han sido siempre los más fundamentales de todos”.

El periodista cultural Ricardo Aldarondo recientemente ha dado el paso al formato podcast con “Discos Mon Oncle”. “Mi primer trabajo, en 1982, fue precisamente en la radio, cuando me ofrecieron en Radio Cadena en San Sebastián participar en la nueva FM que habían montado y empecé a hacer tres veces por semana mi programa ‘Nuevas Factorías’, dedicado al pop y el rock de los sellos independientes que entonces empezaban a surgir, y a los grupos locales” cuenta Ricardo.

Melómanos sin fisuras

“La música, el rock and roll, me ha acompañado siempre y probablemente ha determinado mi vida en gran medida. No soy periodista -soy asesor fiscal- pero es cierto que llevo escribiendo sobre música desde hace casi treinta años” revela Eduardo Ranedo. El bilbaino presenta el podcast “Modelo Antiguo” desde hace unos meses después de haber colaborado durante años con varios programas de radio. Sin duda, es la pasión por la música es un punto en común entre una serie de veteranos que han elegido por la militancia como forma de vida.

Por su parte, Aldarondo cuenta con una trayectoria de más de treinta años en la sección cultural del Diario Vasco. Colaborador en varios medios especializados, el donostiarra lleva toda una vida

ligado a la música, “empezó cuando tenía tres años y los discos y el tocadiscos se convirtieron en mi juguete favorito, literalmente” cuenta Ricardo.

Compartir música como objetivo

Entre estos podcasters es destacable el hecho de no pretender nada superior a compartir canciones e información sobre los artistas que más admiran y respetan. No existe afán de prescribir ni de influir a pesar de que sería perfectamente posible teniendo en cuenta su amplio conocimiento sobre la materia. Josetxo López dirige la nave de “Río Rojo” y lo tiene muy claro: “En mi casa siempre han mandado mi mujer y nuestra perrita. Yo no quiero influir en nadie, porque no me considero capacitado para ello. Solo quiero compartir con gente a quien le pueda interesar la música que me gusta o descubro, igual que hacíamos cuando con 15 años grabábamos cassettes de música variada para ligues o amigos”.

Con algo más de valentía Jaime Cristóbal añade que “es verdad que hay una voluntad de proselitismo, de mostrar algo que me ha gustado con la esperanza de que más gente lo aprecie”.

A la hora de verbalizar la motivación principal, tal vez sea Eduardo Ranedo quien afina más al afirmar que “quiero hacer un programa amable, que al erudito le resulte grato y que a la vez no espante a ese aficionado que igual no es tan militante”.

Preparación laboriosa

Diseñar un programa, recopilar una lista de canciones, dar forma y grabar un podcast lleva su tiempo. Entre una y dos jornadas son necesarias para ello, aunque ese latido de melómano enfermizo, divulgador por pura pasión, es constante y no atiende a agendas.

“Desde el comienzo quise que cada canción tuviera una razón de ser, y no puedo evitar organizar los programas como si fueran secuencias de una película, no porque ejerzan de banda sonora de nada, sino por crear una relación, un ritmo y unas historias entre canciones que pueden ser en principio muy diversas. Me he llegado a pasar días decidiendo si una canción va antes de otra o al revés, y siempre estoy preparando los siguientes tres o cuatro programas a la vez, que van mutando continuamente hasta adquirir la forma definitiva” cuenta Aldarondo cuando acaba de terminar de grabar su último programa.

Un ejercicio propio de artesanos que no termina de obtener el reconocimiento justo entre tanto contenido digital. La oferta de podcasts es inabarcable hoy en día.

En este sentido, Felipe Cabrerizo reflexiona con lucidez: “Esta devoción enloquecida por lo digital nos ha miserabilizado y ha devaluado hasta límites inimaginables todo lo que tenga que ver no ya con la radio, sino con la cultura en general. Esto como reflexión general. Como particular, que esta mierda de lo digital y de la porquería de señores que nos gobiernan ha hundido en la miseria y el raquitismo económico a todo aquel que trabaje en el sector y no venga de familia aristocrática. Entre estas paradojas que nunca imaginé me depararía la vida está el de ver a todo un sector arruinado suplicando porque alguien instaure el mecenazgo, fórmula de lacayismo tan humillante inimaginable fuera de la Edad Media”.

Nuestro tiempo es limitado. Seleccionar entre tanta oferta no es fácil y disfrutar del contenido elegido es ya un triunfo. Un buen podcast musical no suele fallar.