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El paso adelante en CAF no permitirá al Gobierno vasco sentarse en el consejo de la empresa

El Ejecutivo recuerda que Finkatuz nace con vocación de contar con participaciones de entre el 3 y el 5%, lo que no es suficiente para tener presencia en la cúpula del fabricante de trenes

16 septiembre, 2022 05:00

El Gobierno vasco, a través del fondo Finkatuz, controla ya el 3% del accionariado de CAF tras comprar acciones por valor de 17 millones, que se suman a la inversión inicial de 15 millones realizada a finales de 2017. El Ejecutivo da así el salto natural para poder tener un mínimo peso específico en la compañía guipuzcoana de ferrocarriles y coloca su cuota de poder en la horquilla establecida en los estatutos de Finkatuz como idónea para este tipo de operaciones, entre el 3 y el 5%.

Esa es la parte del pastel también que se cogería, en caso de que finalmente las negociaciones para mantener el arraigo cristalicen, de ITP Aero, mientras que en Kaiku la cuota es algo más alta, del 7%. Es una participación minoritaria, porque esa es la esencia del fondo Finkatuz, pero lo suficientemente relevante como para tener algo de influencia en las decisiones que puedan afectar sobre todo al anclaje del proyecto industrial y del empleo a Euskadi. La segunda inyección en CAF responde a esta necesidad de engordar el capital bajo control público (hasta ahora ligeramente por encima del 1%) hasta ese margen de entre el 3 y el 5% recomendable por las características del fondo, indican fuentes del Ejecutivo.

Arantxa Tapia en una entrevista en Euskadi Irratia. / EP

Arantxa Tapia en una entrevista en Euskadi Irratia. / EP

La propia consejera de Desarrollo Económico, Arantxa Tapia, indicó en 'Crónica Vasca' que estaban sobre la mesa nuevas operaciones por parte de Finkatuz, algunas de ellas "complicadas" de materializar, lo que indica que la puerta está abierta a nuevas entradas en empresas más allá del culebrón ITP. El hecho es que el fondo dependiente del Instituto Vasco de Finanzas (presidido por el consejero de Hacienda Pedro Azpiazu y que tiene a Tapia entre sus vocales) cuenta con una dotación de 300 millones de euros, con lo que queda margen más que de sobre para poder abrir nuevos horizontes.

En lo referente a CAF, la ampliación de ese porcentaje de control no permite a Lakua tener un asiento en el consejo de administración, compuesto ahora por diez miembros y que tendría margen, según los estatutos de la firma con sede en Beasain, para crecer todavía hasta un máximo de 15 consejeros. Pero el listón para ocupar una silla está bastante más arriba, en el 10%, lo que deja fuera al Gobierno. No hay que olvidar que contar con un consejero en la nueva ITP Aero ha sido una de las batallas del Gobierno vasco desde los inicios del proceso de venta por parte de Rolls Royce al fondo Bain Capital.

El presidente de CAF, Andrés Arizkorreta, en el centro

El presidente de CAF, Andrés Arizkorreta, en el centro

Dos consejeros dominicales

El consejo de la empresa que preside Andrés Arizkorreta cuenta con el CEO Javier Martínez Ojinaga y otros ocho consejeros más, dos de ellos con la etiqueta de dominicales, que son los que se nombran por tener una participación en el capital significativa. Se trata de Idoia Zenarruzabeitia, por parte de Kutxabank, y de Manuel Domínguez de la Maza, de Pueri, la sociedad de los propietarios de la marca de ropa Mayoral y que accedió a la compañía comprando parte de las acciones de Kutxabank.

Los otros seis nombres que integran ahora la cúpula de CAF son Marta Baztarrica, Carmen Allo, Julián Gracia, Ignacio Camarero, Juan José Arrieta y Luis Arconada. Una parte muy relevante de la propiedad está en manos de los trabajadores del constructor de trenes mientras que otros accionistas son el empresario Daniel Bravo y el Banco Santander.

Sobre hasta qué punto esta ampliación de la parte que se controla vía Finkatuz, realizada mediante la compra de acciones del mercado, es decir, de la parte de la empresa que no lleva nombre y apellidos, da mayor poder de decisión a Lakua en la compañía, desde el área de Azpiazu se indica que no tiene por qué marcar un punto de inflexión. La relación del Ejecutivo con la dirección es buena y hay comunicación prácticamente a diario pero no hay intención de que la capacidad de control vaya más allá.