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Jone Nolte (Asle): "Incentivar la participación en la propiedad es arraigar la empresa aquí"

La gerente de la agrupación vasca de sociedades laborales, Asle, y presidenta de la asociación española del sector, Laborpar, ofrece este modelo como alternativa de emprendimiento y para la continuidad de compañías sin relevo generacional

22 octubre, 2022 05:00

Katea Legaia, Betsaide, Heroslam, Izar Cutting Tools... son empresas híbridas entre la mercantil tradicional y la cooperativa. Las llamadas sociedades laborales, que cuentan con más de la mitad de la propiedad en manos de sus trabajadores, son parte esencial de una economía social que representa el 10% del PIB vasco. Están agrupadas bajo el paraguas de Asle, que este próximo día 26 celebra su 4º Congreso bajo la batuta de Jone Nolte, quien asumió hace un par de años el relevo en la gerencia del histórico Josetxo Hernández y es presidenta también de las sociedades laborales en España (Laborpar).

Si podemos decir que las sociedades laborales están a medio camino entre la mercantil tradicional y la cooperativa, ¿qué las diferencia de ambas?

La laboral es una sociedad mercantil en la que los trabajadores tienen la mayoría del capital. Puede ser un 100% o un 50,1%. Puede haber socios capitalistas, que son importantes en estos momentos en que cada vez hay más proyectos de corte tecnológico que necesitan capital para arrancar. Hablamos de empresas competitivas, hay que ser rentable, pero prevalece la sostenibilidad del empleo frente a la maximización del beneficio. Respecto a la cooperativa diría además que las personas socias participan en función del capital aportado, es decir, la remuneración a la participación es proporcional a la parte de cada uno y también a la hora de decidir. En la cooperativa es una persona un voto.

También hay diferencias en relación al grado de responsabilidad.

Somos empresas de capital, aquí la responsabilidad tanto interna como externa está limitada al capital que ha aportado cada uno. En la cooperativa en cambio la responsabilidad interna, para con la empresa, puede ser mayor. En un momento determinado puede haber aportaciones adicionales, por ejemplo. Hay empresas que mueren a lo largo del tiempo y esto puede ser clave.

Se favorece mucho el emprendimiento individual pero es el más frágil. Luego en las crisis hay que tirar de subvenciones

¿Cómo vendería la fórmula de la sociedad laboral a alguien que quiere emprender?

Primero diría que cuando el emprendimiento es colectivo se afrontan mejor los retos del mercado, hay más capacidad de crecer y de tejer alianzas, se distribuye el riesgo... Eso hace que nuestro modelo de emprendimiento sea más resiliente que un emprendimiento individual. Se favorece mucho el emprendimiento individual con subvenciones pero luego llega una crisis y otra vez hay que tirar de subvenciones porque son el modelo más frágil.

¿Cómo es la relación con el socio capitalista, el que no es trabajador?

La mayoría tienen las dos txapelas, son trabajadores y socios. Todas las sociedades laborales deberían intentar que todos los no socios se integren en la sociedad. También hay mucha gente que le ofreces y no quiere responsabilidad. Hay una labor pedagógica importante de entender cada rol. Más allá de que estén en órganos de administración o no, las personas debemos tener pensamiento estratégico. Para que el empleo sea sostenible la empresa tiene que ser competitiva y eso hay que cultivarlo. Hay que dotarse de unas competencias y una visión diferente a la de un trabajador de Iberdrola, por poner un ejemplo.

ss

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¿Falta cultura del emprendimiento?

Sí, pero esto va más allá. Es involucrarte en el proyecto, tener sentimiento de pertenencia con la organización, con objetivos que te motiven. La corresponsabilidad no significa que te tengas que quedar siempre hasta las tantas trabajando, significa saber que hay unos objetivos y una flexibilidad para llegar a ellos. Una flexibilidad equilibrada entre las necesidades de la empresa y las de las personas. Cuando la empresa es tuya el nivel de pertenencia, de preocupación y de sacrificio es mucho mayor. 

Con la inflación por las nubes esa visión puede suavizar el impacto del IPC en los costes laborales.

Pero no siempre hay que llevarlo a lo negativo, eh. En momentos de bonanza en nuestras empresas hay que compartir el beneficio. El resultado compartido siempre, en época de crisis y también de bonanza.

Hay que cultivar el pensamiento estratégico. Un socio no puede tener la misma visión que un trabajador de Iberdrola

Hoy en día es difícil que un trabajador, sobre todo joven, tenga ahorros para aportar a una empresa. ¿Qué alternativas hay?

Históricamente hemos utilizado la capitalización del desempleo. Es una herramienta clave que ahora tras la reforma laboral presenta ciertas dificultades que queremos abordar. No es la única vía, claro, muchas veces la cantidad es muy alta. Tenemos convenios para facilitar el acceso a créditos en mejores condiciones. También hay incentivos fiscales interesantes en Gipuzkoa y Álava, sobre todo, por la compra de acciones, que en Bizkaia queremos mejorar, y luego hay ayudas del Gobierno vasco. Es muy común también que la empresa ayude al inicio y luego se vaya devolviendo vía salario o dividendos posteriores.

Algunas laborales proceden de la reconversión de empresas en riesgo de quiebra.

En origen sí, pero en 1997 cambia la ley e introduce la figura de la sociedad limitada laboral y eso hace que surjan muchas empresas pequeñas también. El modelo más importante ahora es el modelo de sucesión, es decir, empresarios que se van a jubilar y no saben qué hacer con la empresa. Siempre piensan en que venga un fondo de inversión, pero diría que las sociedades laborales y participadas (las que no llegan a cumplir todos los requisitos de las laborales) son la respuesta natural a esta falta de relevo familiar. Se calcula que un tercio del empresariado europeo va a jubilarse en los próximos años.

¿Conocen los jóvenes este tipo de empresa?

Hay que acercar el modelo a la gente joven, sí. Somos un modelo desconocido que tiene mucho que aportar a jóvenes que quieren crear empresas con valores, incluso startups. No todo es llegar, pegar el pelotazo e irse. Hay jóvenes que no piensan solo en eso, que quieren tener un proyecto de vida laboral. Ahí ofrecemos mucho, pero no nos conocen.

Somos un modelo para startups con valores. No todo es llegar, pegar el pelotazo e irse

Gran parte de las sociedades laborales son industriales. ¿Es más fácil 'torear' con los altos costes energéticos?

Nos afecta como a todas, claro. Se está mermando mucho el margen de rentabilidad, algunas en marzo incluso tuvieron que parar. Lo vemos con preocupación. Ese recorte de los márgenes se une a la inflación que en algún momento hay que trasladar a los salarios. Por el tipo de empresa que somos tenemos más facilidades para acordar eso, es verdad, porque tenemos que seguir siendo competitivas. En general somos un ejemplo de paz social.

Y eso que, pese a todos sus condicionantes, ustedes conviven con el sindicato de clase tradicional.

Sí, aunque al final todo depende de la persona. Hay delegados muy razonables y otros que no quieren entender a veces en qué situación está la empresa. Creo que el rol del sindicato debe evolucionar y dotarse de mayor pensamiento estratégico. Al final para entender que no podemos subir sueldos un 10% hay que entender cuáles son los proyectos de la empresa. Hay que generar relaciones de confianza entre los equipos directivos y los representantes de los trabajadores y es verdad que ahí en nuestro caso es más fácil. No siempre, pero muchas veces ellos mismos también son socios. Hay que superar el binomio salario-jornada, hay que hablar de más cosas: de igualdad, de formación, de proyectos...

jone

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No tienen régimen fiscal propio como las cooperativas. ¿Qué pide Asle en esta materia?

Queremos una fiscalidad que incentive la participación en las empresas. Por poner un ejemplo, tiene más incentivos un business angel que invierte en una startup que un trabajador que invierte en su propia empresa. Lo más inmediato ahora es que la hacienda de Bizkaia incorpore los incentivos a la transmisión de empresas a trabajadores en procesos de relevo de la propiedad para ambas partes que tienen Gipuzkoa y Álava. Recordemos que a través de la participación en la propiedad arraigamos los centros de decisión y la empresa al territorio. Incentivamos la inversión extranjera, que está muy bien, pero se nos están yendo los centros de decisión y esas empresas que no tributan aquí es recaudación que perdemos. Tiene que haber más incentivos a las empresas que apostamos por el arraigo y la localización.

¿Es Euskadi un ecosistema poco atractivo para invertir?

Euskadi tiene gran calidad de vida pero necesita generar empresas atractivas. Es verdad que tenemos gente muy formada pero no tienen oportunidades profesionales para desarrollarse. Tenemos que lograr que esa gente se quede a emprender aquí. Y luego hay que generar empresas con proyectos más atractivos para que la gente no se vaya. No es fácil pero es una reflexión que hay que hacer. Multinacionales en Euskadi hay pocas. Entonces el reto es cómo mejoramos el valor añadido que genera una empresa para que eso revierta en mejores salarios y podamos competir con las condiciones que se ofrecen fuera.