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NEIKER lidera un proyecto europeo para convertir residuos pesqueros en biofertilizantes

Los desechos de pesca en la Unión Europea alcanzan un total de 5,2 millones de toneladas anuales. El proyecto fomentará la producción de fertilizantes a gran escala a partir de materias primas propias y la economía circular

17 febrero, 2021 05:00

El Instituto Vasco de Investigaciones Agrarias (NEIKER) es el coordinador de un proyecto europeo que convierte los residuos de la industria pesquera en biofertilizantes. El nombre del proyecto es SEA2LAND y tiene como objetivo revalorizar los desechos de la pesca y la acuicultura para producir fertilizantes de base biológica mediante procesos innovadores. NEIKER cuenta con una financiación de 8,8 millones de euros a través del programa H2020 por parte de la Unión Europea

El proyecto va a desarrollar una tecnología específica que recupera los desechos de la pesca y la acuicultura para aprovecharlos. “Se trata de materiales, que contienen elementos y moléculas, que pueden emplearse en la agricultura sustituyendo a los fertilizantes convencionales que proceden de fuentes fósiles o de recursos no renovables”, explica Miriam Pinto, investigadora en NEIKER y experta en bioeconomía.  

Esta iniciativa liderada por el instituto vasco pretende aportar soluciones eficientes para superar los desafíos en diferentes ámbitos como la producción de alimentos, el cambio climático y la reutilización de desechos. El proyecto europeo "Producing advanced bio-based Fertilizers from fisheries Wastes” (SEA2LAND) hace uso de los subproductos del procesamiento del pescado y la acuicultura, que deja más de 20 millones de toneladas en residuos al año en todo el mundo y su mayoría no tiene una segunda vida. 

Reciclando residuos 

La UE es responsable de 5,2 millones de toneladas de este tipo de residuos. El desglose de esta cifra muestra que en torno a 1,8 son unidades de nitrógeno, el principal nutriente para los cultivos, y casi 0,1 millón pertenecen al fósforo, un nutriente fundamental, que en la actualidad procede en exclusividad de yacimientos minerales no renovables. “Resulta obvio que si tenemos la necesidad por un lado y exceso por otro sea razonable cubrir dicha necesidad con el exceso”, aclara Pinto. Estos residuos contienen minerales como el nitrógeno, fósforo, calificado como material crítico para la UE, potasio, hierro, cobre o zinc, además de vitaminas y otros compuestos, que se podrían recuperar y utilizar para la producción agrícola. 

Autonomía e independencia europea 

En la actualidad más del 80% de los fertilizantes usados en Europa proceden del exterior, “esto significa que un sector sensible como es la agricultura, que genera alimentos y otros bienes para todos los europeos es dependiente de fertilizantes producidos o extraídos en otros países”, argumenta la investigadora. Esta dependencia por parte de la UE supone estar sujeto a los movimientos del mercado o la situación política de esos países, “nos coloca en una situación de debilidad”, opina la experta en bioeconomía.  

Este proyecto proporciona las características clave para ser local y autosuficiente. Pinto asegura que el desarrollo de estas tecnologías puede ser muy beneficioso para “recuperar un material infrautilizado y darle valor y para disminuir la dependencia de la agricultura de fertilizantes de terceros”.  

Bioeconomía para conservar el planeta  

Este proyecto da una segunda vida a residuos que no la tenían y evitan su vuelta a los océanos. “Antes podían acabar en gestores de residuos que no le dan valor añadido centrándose en su eliminación o pueden volver al mar”, detalla la investigadora.  

La idea surge de la corriente existente para conservar nuestro planeta, recuperar los residuos y proteger los recursos naturales. Los tres factores se unen en un nuevo concepto del modelo económico es que lo que denominamos ahora como bioeconomía y que según la investigadora experta de NEIKER “pretende sustituir antiguos modelos económicos basados en el petróleo y en sistemas productivos lineales por otros basados en recursos biológicos renovables y con un concepto circular”.  

Esta corriente cuenta con el apoyo europeo y es parte del programa de bioeconomía del Gobierno vasco, así como de la Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030. “La estrategia ha desarrollado instrumentos para financiar la investigación, innovación y desarrollo en este ámbito, financiando proyectos que reduzcan los residuos, disminuyan el uso de fuentes fósiles y revaloricen los productos de los diferentes procesos productivos” afirma Pinto. 

26 socios y 11 países 

El proyecto SEA2LAND es una Acción de Innovación (IA) colaborativa de 4 años financiada con 7,7 millones de € por la UE en el marco del programa Horizonte 2020 en la convocatoria H2020-RUR-2020-1. Este ha comenzado en enero de 2021 y la primera reunión de coordinación se ha celebrado del 27 al 28 de enero. El proyecto cuenta con un total de 26 socios de 11 países diferentes. 

La base del proyecto es la producción regional de biofertilizantes en un marco local y circular mediante el desarrollo de plantas piloto de demostración que puedan ser replicadas en toda Europa, con la aplicación de una decena de tecnologías en seis zonas representativas del sector pesquero (Norte, Báltico, Atlántico, Cantábrico, Mediterráneo y Adriático). 

Residuos en Euskadi 

En Euskadi se generan una media total de 6,3 millones de toneladas de residuos anuales y más de la mitad de ellos se recicla. Con este panorama el Gobierno vasco ha decidido potenciar proyectos como el que desarrolla NEIKER. Este cumple con la Estrategia de Economía Circular de Euskadi 2030, que pretende incrementar en un 30% la productividad material y la tasa de uso de material circular, reducir en un 30% la tasa de generación de residuos por unidad de PIB, reducir a la mitad la generación de residuos alimentarios, o conseguir que la práctica totalidad de los envases de plástico en Euskadi sean reciclables.