El imperio del fútbol (FIFA-UEFA) no se ha enfrentado a un paradigma como la Superliga desde la sentencia Bosman en el año 1995, por la que se eliminó el límite de jugadores europeos para jugar en las ligas de paises de la Unión Europea. También entonces se anunciaban las plagas bíblicas, el fin de la esencia del fútbol, de las canteras. Hoy es natural ver como se nacionalizan en países europeos jugadores de otros continentes y se retuerce la legislación fiscal para favorecer los grandes fichajes y que paguen lo menos posible.

El anuncio de la Superliga europea no es nada nuevo y se venía anunciando. Pero el imperio del fútbol nunca podía pensar que se atrevieron a consumarlo. Ahora, de la mano de JP Morgan, desde la visión americana del negocio del deporte se ha hecho realidad lo imposible que, como un sunami, ha provocado miedo. No se han hecho esperar las amenazas desde los viejos imperios federativos ya centenarios bajo los argumentos de que es una liga elitista, que acabará nuevamente con la esencia del fútbol, etc...

Detrás de ello no estamos más que ante una reacción de un viejo gremio que mantiene un monopolio que no quiere perder y que, ante el miedo a lo inevitable, empieza como siempre con la amenaza

Detrás de ello no estamos más que ante una reacción de un viejo gremio que mantiene un monopolio que no quiere perder y que ante el miedo a lo inevitable empieza, como siempre, con la amenaza. Pero no estamos ante la guerra del deporte del fútbol, sino ante una batalla empresarial por el monopolio dentro de la industria del entretenimiento, de los derechos de imagen, de las plataformas de pago, de mucho dinero.

La Liga de Fútbol Profesional (LFP), cambio su eslogan por "La Liga no es fútbol, es la Liga", y es una plataforma en la que se ofrecen, previo pago, productos de entretenimiento de deportes tan variados como fútbol y petanca. Sus ingenieros y matemáticos generan algoritmos para fijar el mejor día y hora de emisión compitiendo con Netflix, HBO, NBA, Fórmula 1, etc.… Ahora, tendrá que competir con la Superliga.

Esta batalla comercial no es nueva y en su esencia no está sino en la lógica reacción del taxi contra VTC; la amenaza de la competencia. Pero olvida la UEFA que, como en el caso Bosman, estamos en la Unión Europea y uno de sus pilares es la libre competencia y la eliminación de trabas que los viejos gremios o los que tienen una posición dominante del mercado, trata de ejercer, para perjuicio del consumidor, en último caso.

Esta batalla comercial no es nueva y en su esencia no está sino en la lógica reacción del taxi contra VTC; la amenaza de la competencia.

Esta amenazas ya ha tenido lugar en el pasado reciente y el Tribunal General de la Unión Europea  se ha pronunciado y establecido que las normas de la Unión Internacional de Patinaje (UIP) que prevén sanciones severas contra los deportistas que participen en pruebas de patinaje de velocidad no reconocidas por ella son contrarias a las normas de la UE en materia de competencia (Sentencia en el asunto T-93/18  International Skating Union/Comisión). De la misma forma se pronunció la Corte Regional de Múnich que en 2016 resolvió que no cabían las posibles sanciones derivadas de su elección de jugar la competición auspiciada por la Euroliga tras una denuncia interpuesta por la propia competición privada de baloncesto del Viejo continente, sus clubes y algunas ligas europeas. Hoy, la Euroliga se juega.

Los clubes españoles se han adelantado y han conseguido del Juzgado de lo Mercantil 17 de Madrid amparo para no ser expulsados de sus competiciones, ante una demanda precautoria, ni recibir ningún tipo de amenaza o castigo.

Las realidades extrafederativas no son algo nuevo, como lo es la Liga de Traineras, que organiza la ACT (Asociación de clubes de traineras), la Liga de Empresas de Pelota a Mano, la Bandera de la Concha que organiza el Ayuntamiento de Donostia, etc… A nadie se le ocurre pedir que la NBA sea eliminada o que es elitista, o que acabará con la esencia del baloncesto; es un espectáculo de entretenimiento impresionante.

Todo apunta a que la batalla por el Trono de Hierro ha comenzado, con un formato que parece será similar a la NBA de baloncesto, un gran espectáculo visual. Ahora el consumidor tendrá más productos para elegir, y estos, cuando el ruido de sables deje de sonar, tendrán que diseñar sus ofertas en precio y calidad, para que sean elegidos y les compren.

El fútbol no morirá con la Superliga, y no se ha inventado el mercado del fútbol ahora, simplemente ha nacido otro reino.