Trabajar con gente bastante joven y tener dos hijas pre-adolescentes, tiene sus ventajas porque te mantiene al día: mi vocabulario crece, se reproduce y no muere, sino que mejora. En la oficina me hablan del riesgo de utilizar vocabulario 'woke' ante la posibilidad de que me ubiquen como ideológicamente afín a la ultraderecha, aunque no lo sea y aunque el término, en sus inicios, significase todo lo contrario. En casa, mi hija pequeña me aclara que ella sigue jugando con sus amigas aunque ya no esté físicamente con ellas porque se encuentran en el metaverso y ahí comparten conversaciones, confidencias y risas, como hacíamos nosotros colgados al teléfono durante horas. También yo les hablo del referente informativo que ha sido Iñaki Gabilondo y hay quién prácticamente ni le conoce, ¿no va todo demasiado rápido?

En una reunión, nos contaban como comeremos tomates de producción digital para garantizar eso que tanto nos preocupa que es la soberanía alimentaria y el kilómetro cero. Estos tomates los combinaremos con tomates de producción local, sostenible y ecológica. ¿Habrá en el futuro algo más político qué el consumo?

La administración es una institución recelosa de las innovaciones, que idolatra el status quo

Esta aceleración rápida de procesos y de cambios en los que vivimos producen miedos y recelos, pero también significan progreso necesario para avanzar. Las instituciones y los partidos son más lentos: cuesta menos crear las estructuras, que adaptarlas o modificarlas. La administración es una institución recelosa de las innovaciones, que idolatra el status quo. Todo lo que suene a cambio no tiene incentivo que lo apoye, porque quién mantuvo, retuvo. Tiene su explicación, la administración stricto sensu tiene que ser garantista y neutral. Garantista porque, así como para la empresa privada, la ley determina lo que no se puede hacer; para la organización pública, la ley marca taxativamente desde el inicio qué puede hacer; y neutral porque es una de las señas de identidad de nuestro modelo político y jurídico para asegurar la convivencia pacífica de quiénes tenemos diferentes convicciones, ideas y opiniones, en una sociedad plural y democrática como la nuestra.

Esas dificultades de la administración se suelen superar por la vía del impulso de nuevas leyes o por la vía de reformas legales; procesos lentos que, en ocasiones, no terminan de encajar en la aceleración de los tiempos que vivimos.

No todo tiene que estar encajado en el marco de una ley; las iniciativas piloto o los "sandbox regulatorios" son espacios ideales para innovar sin riesgo para la administración

Pero hay otros ámbitos poco explorados por la administración que también producen cambios y generan innovación, que no es otra cosa que producir avances y mejoras. No todo tiene que estar encajado en el marco de una ley, las iniciativas piloto o los "sandbox regulatorios", bancos de pruebas en los que la autoridad supervisora (administración) permite probar proyectos innovadores, con usuarios reales, bajo el control y supervisión de la autoridad competente, son espacios ideales para innovar sin riesgo para la administración. Los "sandbox" son cada vez más habituales en el ámbito financiero o privado, pero muy escasos en el ámbito público.

Otra manera de innovar y cambiar el status quo es dar voz a nuevos actores para que aporten nuevas visiones e ideas. Es así, a través de proyectos pilotos, de "sandbox", de abrir espacios a nuevos actores sociales y económicos, como la administración puede abrir vías a la innovación y ser reflejo de la sociedad diversa que somos. También es una manera para que la administración y lo partidos políticos pueden recuperar el pulso con una ciudadanía qué se mueve rápido. No se me ocurre otra manera qué no sea acercándose a ella.