Dice mucho de la seriedad de un país que un escándalo como el del cartel de las consultoras desaparezca de los medios de comunicación, y se convierta en papel para envolver pescado, de un día para otro y, sin embargo, una mera sospecha de parte, rechazada sin ambages por la otra, ocupe titulares y páginas durante una semana al ritmo sandunguero que marcan Sabin Etxea y algún medio tradicional y dominante. Me refiero al Tren de Alta Velocidad y su llegada soterrada a Bilbao y a Vitoria.

Una cronología breve: El lunes pasado el alcalde Aburto consideró inaceptable que el consejero Arriola, socialista, planteara siquiera ¡quince días atrás! la construcción de estaciones provisionales en las afueras de Bilbao y Vitoria mientras se vayan concretando los accesos soterrados, el martes el portavoz del Gobierno vasco, Bingen Zupiria rebajó la nota del alcalde y avaló la adopción de “soluciones transitorias” que permitieran la puesta en marcha del TAV, antes de terminar el soterramiento. Parece que todo había sido un calentón de Aburto. Pues no. La ocasión la pintan calva, debió pensar algún estratega.

No me pregunten ustedes por qué. Quizás es que vieron la oportunidad de liarla y distraer la atención de otras cosas - como la venta de Solarpack a un fondo sueco o el decreto del lehendakari que permite, ahora sí, llenar San Mamés con un tercio de su aforo-, pero el caso es que el miércoles, la europarlamentaria Izaskun Bilbao rechazó en Bruselas las “soluciones” provisionales para las estaciones vascas del TAV y la diputada Josune Gorospe, exigió a Pedro Sánchez que cumpla sus compromisos con el TAV y le advirtió -¡qué necesidad habrá!- de que sentirá su aliento en todo momento. Halitosis al canto.

Pero es que el jueves, el mismísimo master del universo, Andoni Ortuzar, se quejaba de que había un retraso injustificado y falta de seriedad del Gobierno (de España) con el AVE (TAV) y, para rematar la jugada, el viernes el propio lehendakari salía a la palestra para pedir la intervención del primo de Bruselas ante “la lentitud” del Gobierno (de España) en la llegada de la alta velocidad a Euskadi. Esto ya no es aquello de el aldeano tiró la piedra. Esto es una lapidación hebraica en toda regla.

 

No se ha rechazado soterrar Bilbao y Vitoria. Ni siquiera era la primera vez que se contemplaba esto. Y ni siquiera le parece mal, a priori, a la contraparte jeltzale solo que … no se fían. El caserío no se fía

 

Y ustedes dirán: pero ¿qué ha pasado? Y yo contestaré: nada. No ha pasado nada. Todo está igual que antes de la movida tocha esta. Hace ya tres semanas el consejero de la Alta Velocidad, Iñaki Arriola, pérfido socialista, vino a contar que es muy posible que en menos de un lustro el TAV pueda estar en condiciones de funcionar, pero que el soterramiento en Vitoria y Bilbao, con toda probabilidad no iba a estar terminado.

Ante esta probable situación adelantó que igual era de listos empezar a examinar la posibilidad de contar con dos estaciones provisionales en las afueras de Bilbao y de la capital de Euskadi mientras se hacen las estaciones de las capitales, que van a tardar más. Es decir, no se ha rechazado soterrar Bilbao y Vitoria. Ni siquiera era la primera vez que se contemplaba esto. Y ni siquiera le parece mal, a priori, a la contraparte jeltzale solo que … no se fían. El caserío no se fía. Y esto ha dado para una semana de declaraciones altisonantes.

Podría intuirse que el PNV tiene la necesidad de marcar -otra vez- perfil conseguidor ahora que el tema de la pandemia ¡ojalá! está más o menos controlado. Y podría intuirse que las empresas constructoras, de ingeniería y consultoras varias esperan, como agua de mayo, el maná de millones que les hace falta hoy, no dentro de cinco o seis años.

 

Podría intuirse que el PNV tiene la necesidad de marcar -otra vez- perfil conseguidor ahora que el tema de la pandemia ¡ojalá! está más o menos controlado

 

Mientras tanto, la Diputación de Bizkaia se pone de perfil. Rementería se lleva el Nagusi Intelligence Center de Zorrotzaurre a Urduliz, marca perfil propio con su propuesta de ¡dos! Guggenheim en Urdaibai, mosqueando -en privado- a sus propios correligionarios en el Gobierno vasco, o no pone un duro en el soterramiento de la estación de Abando y su playa de vías. Y el PNV no dice nada. No le dice nada. Claro que ahí se está gestando una pelea interna que solo el tiempo nos dirá si fue carlistada o charlotada.

Ya ven, si la Diputación de Bizkaia dice que debe priorizar sus recursos y más ahora, en una situación de crisis pandémica, y que tiene cosas más importantes que enterrar la estación de Abando, los dos Guggenhein de Urdaibai, por ejemplo, no pasa nada. Si el Gobierno vasco habla de que las circunstancias actuales le obligan a hacer recortes veraniegos en Osakidetza, por decir algo, tampoco se mueve una mosca, pero si alguien no ungido por los oleos nacionalistas insinúa algo sobre el soterramiento de las estaciones del TAV, que hay otras cosas más importantes, incluso urgentes, se encienden todas las alarmas y se habla muy alto de agravios históricos y de retrasos solo imputables a Madrid.

 

Todo este sindiós, en definitiva, para marcar paquete. Para poder decir que el TAV se ha hecho gracias al PNV y no a los mastuerzos del Estado estatal

 

Inciso: es realmente llamativo que el relato del PNV no incluya a ETA como responsable de los retrasos en las obras del TAV. Decenas de actos vandálicos, colocación de bombas, media docena de heridos y el asesinato del empresario Ignacio Uría deberían ser suficiente bagaje como para entrar en el discurso oficial de los nacionalistas sobre la Y vasca.

Todo este sindiós, en definitiva, para marcar paquete. Para poder decir que el TAV se ha hecho gracias al PNV y no a los mastuerzos del Estado estatal. Que ellos arrancaron el dinero, peseta a peseta primero, euro a euro luego, ellos planificaron después, ellos impidieron que los pertinaces y pérfidos españoles nos engañaran a las vascas y a los vascos.

De momento no ha pasado nada de lo que dicen los nacionalistas, nadie ha dicho que hay que retrasar, aplazar, suspender u olvidar las entradas subterráneas. Nadie. Aunque tal vez en el sexto sótano de Sabin Etxea tengan a tres videntes en una piscina de líquido amniótico cuyos susurros han puesto en marcha a unidad de precrimen. Aviso y spoiler: ¡Ojo Cuidao! Que igual es un minority report. Cosas más raras se han visto. Yo, por si acaso -y en este caso- del caserío no me fío.