“Queremos trasladarles que sentimos su dolor y afirmamos que nunca debería haberse producido. A nadie puede satisfacer que aquello sucediera. No se debería haber prolongado tanto en el tiempo. Deberíamos haber llegado antes a Aiete. Desgraciadamente, el pasado no tiene remedio. Nada de lo que digamos puede deshacer el daño causado. Pero estamos convencidos de que es posible aliviarlo desde el respeto y la memoria. Sentimos enormemente su sufrimiento y nos comprometemos a mitigarlo”.

Este es, literal, el mensaje que Arnaldo Otegi, coordinador general de Bildu, y Arkaitz Rodríguez, secretario general, dirigieron ayer a las víctimas de ETA. Un mensaje sin demasiadas novedades -todo esto se había dicho de una u otra manera en ocasiones anteriores-, pero cargado de simbolismo al producirse en el marco del décimo aniversario de la rendición de ETA.

 

Pero lo interesante son los diez años sin violencia terrorista. No nos distraigamos

 

A partir de aquí, unos partidos se muestran más o menos contentos y de acuerdo, otros no tanto y algunos nada. Pero todos pedimos más, como dice la canción. Mucho más ¿Cuánto? Muchísimo, en un arco que va desde el reconocimiento explícito del daño causado o la ayuda al esclarecimiento de los más de 300 asesinatos sin resolver, hasta aquellos que directamente solicitan el seppuku de los lideres de la coalición abertzale y el fusilamiento de sus militantes. Que de todo hay en la viña del señor.

Pero lo interesante son los diez años sin violencia terrorista. No nos distraigamos. A partir de ahí podemos analizar los pasos dados por Bildu y hacernos dos preguntas ¿Le queda camino por recorrer? y ¿Los pasos que va dando, morosamente, son por convicción o por conveniencia?

Pues mire usted, a la primera un sí rotundo. Y ellos lo saben. Tienen que hacerse cuanto antes, y como organización política, un Maixabel con las víctimas de ETA. Deben influir proactivamente en los ya exmilitantes de la organización terrorista para que emprendan caminos similares de reconciliación. Y, por supuesto, han de restringir, cuanto antes los ongi-etorri a un ambiente estrictamente privado, familiar y afectivo. Por poner tres ejemplos prácticos.

 

Hasta aquellos que directamente solicitan el seppuku de los lideres de la coalición abertzale y el fusilamiento de sus militantes. Que de todo hay en la viña del señor

 

En cuanto a la segunda pregunta, las dos. Hay personas -sí, personas- en Bildu que tienen la convicción absoluta de que el camino de expiación y reconocimiento emprendido es el correcto y otras que no se creen nada, y que se mueven por conveniencia. Lo cual no me parece un problema en absoluto. Al fin y al cabo, eso pasa en todos los partidos. El tacticismo y la conveniencia suelen estar a la orden del día en las dirigencias, mientras que las convicciones anidan en la militancia. Con todas las excepciones que queramos. Ni siquiera en esto gana Bildu. Al menos en Euskadi. Aquí la medalla de oro de la conveniencia gobierna en Vitoria, en las tres diputaciones y en la mayoría de ayuntamientos, incluidas las capitales.

Otra cosa es responder a la derivada de la izquierda vasca como opción ganadora en la comunidad autónoma: ¿Acercan, abren estas declaraciones la posibilidad de un tripartito de izquierdas que desbanque al PNV del gobierno de las instituciones? Muy poco, en mi opinión. Ni Bildu ni el PSE-EE están aún preparados para dar ese paso. Ni por convicción ni por conveniencia.

 

Tienen que hacerse cuanto antes, y como organización política, un Maixabel con las víctimas de ETA. Deben influir proactivamente en los ya exmilitantes de la organización terrorista para que emprendan caminos similares de reconciliación

 

Las militancias no están convencidas. Los espacios de odio en los pueblos siguen intactos alimentados por una kale moskorra subidita de tono y envalentonada (solo cuando van en tropel, eso sí). Y tampoco les conviene todavía. El PSOE pagaría en España un precio inasumible y perdería las elecciones. Y con él las perdería Bildu y el resto de opciones que conforman la federalidad española. Tampoco es que a Bildu le fuera a ir demasiado bien un pacto de gobierno con el PSE-EE, en un momento en el que anda mirando de reojo a su ¿derecha? ¿izquierda?... a sus adentros. A su alma podrida. Los que todavía piden más muertos, más mártires, más miseria moral. Mientras no resuelvan eso en sus herrikos, Bildu no se atreverá.

¿Y Podemos? Encantados con la posibilidad, oiga. Mañana mismo si hace falta.

Para terminar, me permito expresar mis dudas sobre si un pacto Bildu-PSE-Podemos sería un pacto de izquierdas. Y lo digo por Bildu. Mucho trabajo por hacer, tranquilidad para el PNV.