Esta semana se ha inaugurado en el Museo Guggenehim de Bilbao una exposición con el título ‘Mujeres en abstracción’ que contiene la obra de un centenar de artistas mujeres en ámbitos como la danza, las artes creativas, la fotografía y el cine, cuestionando así el reinado atribuido a los hombres que quedaron en los libros como los únicos protagonistas del arte abstracto. La exposición se extiende por Latinoamérica, Oriente Medio, Asia, África y España, mostrando la obra de mujeres artistas para quienes el acceso a galerías, museos y medios de comunicación fue menor debido a su género. ¿Se imaginan que habría ocurrido si hubiesen contado con el altavoz de sus colegas hombres?

Las dificultades de las mujeres para visibilizar su presencia en los espacios de creación se ancla sobre siglos y siglos de dificultad para acceder a los espacios de poder y de tomas de decisión: desde el networking que se generaba (y se genera) en los Congresos y jornadas vespertinos, al palco de los estadios de futbol y sus caterings acompañados de copa y puro. Como vemos en el caso de las ‘mujeres en abstracción’ hay muchas lecciones que podemos aprender del pasado: qué no se las viese entonces, no significaba que no existiesen, igual que, que no se les nombrase no significaba que no estuviesen haciendo nada.

 

Las dificultades de las mujeres para visibilizar su presencia en los espacios de creación se ancla sobre siglos y siglos de dificultad para acceder a los espacios de poder y de tomas de decisión

 

Por eso es tan relevante preguntarse donde han estado las mujeres en cada esfera de la vida, en cada proceso de trabajo, en cada proceso de transformación, porque el esfuerzo por visibilizar el rol de las mujeres en los diferentes momentos de la historia, nos permite contar con referentes que sirvan de inspiración y de modelo a las generaciones futuras, “if you can see me, you can be me”.

Conocer el pasado para proyectar futuros. Esto sólo será posible si se apuesta por una dataficación (recogida de datos) de los procesos con un especial foco en las mujeres. Sólo así podemos analizar tendencias históricas, describir lo que ocurre, y generar la capacidad de prescribir (predecir) lo que va a pasar si no tomamos determinadas decisiones que incidan positivamente en la situación de las mujeres. Sabemos que un sistema solo puede predecir lo que ha visto en el pasado.

 

Las empresas están viviendo una transformación fundamental para la que deberán contar con el talento de las mujeres

 

Dedicar tiempo y recursos para recoger información sobre dónde están ahora las mujeres, en qué sectores trabajan, cuánto y cómo participan en los sectores de futuro, y cual es el impacto de su participación, permitirá a administraciones y empresas anticipar escenarios e impulsar acciones que incrementen el acceso, la permanencia y el liderazgo de las mujeres en las sociedades del futuro. Por poner un ejemplo: en la industria 5.0, inmersa en una transformación hacia la digitalización y la sostenibilidad, las mujeres representan el 20% de las plantillas: el 33% trabaja en las categorías inferiores, el 24% en el nivel medio, el 15% en el nivel superior y sólo el 9% ocupa puestos de CEO (Foro Económico Mundial. 2016. The Industry Gender Gap Women and Work in the Fourth Industrial Revolution)

Las empresas están viviendo una transformación fundamental para la que deberán incorporar y mantener el talento de las mujeres: contar con datos y estudios rigurosos sobre las dificultades que enfrentan las mujeres y los beneficios que supone para las empresas el contar con equipos diversos, es una responsabilidad que deben asumir administraciones, empresas, universidades y think tanks. Lo que se mide, se gestiona. 

Hace unos meses escribí en este mismo medio un articulo cuyo título era ‘No es una reforma, es la revolución’. Gloria Steinem, quien esta noche recibirá el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2021, conseguía explicar con la sencillez de una sola frase, la profundidad de un cambio, el de la igualdad, en el que todavía estamos inmersos. Una revolución inacabada, que todavía tiene que empujar para que las mujeres tengan un mayor protagonismo en la enorme transformación tecnológica, energética y medioambiental que estamos viviendo