Por seguir con el símil del virus y la guerra. Decían que, cuando iban a mandar a los soldados a una batalla, lo primero que hacían los veteranos era ir a ver el cargamento de municiones y medicinas. En función de la cantidad, sabían calcular la duración de la batalla. El problema, claro está, era cuando no se cumplían las previsiones.

Porque no éramos directivos de Osakidetza y no hemos podido colarnos en la vacunación

Y es que cabría preguntarse si a nuestro enfermo se le acaba la anestesia y le empiezan a despertar los rigores del dolor. Esta tercera ola de contagios ha llegado, no sé si porque lo hemos pasado demasiado bien en Navidad como dice Fernando Simón. Si porque nos hemos desinhibido demasiado como diría el lehendakari o porque no éramos directivos de Osakidetza y no hemos podido colarnos en la vacunación.

El enfermo, nuestra economía, se retuerce y es momento de ver cómo andamos de reservas de morfina y de analizar si están apareciendo síntomas que indiquen que las ayudas ya no son suficientes, que lo que era una crisis de coyuntura se está convirtiendo en algo estructural y que, por lo tanto, afrontamos un nuevo escenario en el que las medidas paliativas, como el crédito, las ayudas o los ERTE, ya no van a ser suficientes.

Ya no va a servir ponerse en ´modo avión´, aguantar la liquidez con un ICO, el personal con un ERTE y que vuelva ´nueva normalidad´ que ni es normal, ni se le espera

Esta tercera ola no estaba en el guión de las previsiones económicas que fiaban para este 2021 un crecimiento por encima del 8%. Ayer lo advertía claramente el presidente de la patronal vizcaína, CEBEK, Iñaki Garcinuño: “ya no hay ayudas suficientes”, no estaba previsto que esto llegara tan lejos y, ahora, “toca a las empresas y a los autónomos buscar su supervivencia”. Vamos que, en román paladino, para muchos ya no va a servir ponerse en modo avión, aguantar la liquidez con un crédito ICO y el personal con un ERTE, hasta que vuelva aquella “nueva normalidad”. Resulta que la normalidad, ni es normal, ni se le espera.

Aparecen nubarrones sobre el crédito de los bancos, la capacidad de endeudamiento y la recaudación

Y analizando el cuadro diagnóstico aparecen cosas que, hasta ahora, no habíamos visto en la crisis. La famosa liquidez, el tan manido recurso a una política monetaria expansiva que garantice el flujo del dinero se está oscureciendo. Sí, es cierto que la presidenta del BCE, Christine Lagarde, anunció ayer que hay dinero y que seguirán insuflándolo a los mercados. Pero también es cierto que ésa misma institución realizó una encuesta en la que  bancos europeos, consultados en diciembre, revelan los primeros síntomas de inseguridad. La percepción del riesgo está endureciendo el acceso al crédito.

Pero es que esto no es una consecuencia del azote del virus en Europa a finales de año. La tendencia se reproduce también en nuestro país. El Banco de España señalaba este mismo lunes que se prevé un aumento en las exigencias de los bancos para la concesión de créditos a empresas en el primer trimestre de 2021.

Otra de las garantías a las que nos agarrábamos también para afrontar esta crisis era la de la capacidad de endeudamiento. Pero ¿hasta dónde puede llegar? Las previsiones presupuestarias de Europa y de España, adaptadas en el acuerdo de la Comisión Mixta de Concierto para Euskadi, hablaban de un escenario que abarcaba al 2020 y al 2021. La deuda tenía barra libre durante ese tiempo, pero 2021 iba a ser un año de recuperación ininterrumpida para, en 2022, comenzar la amortización. Con ese recurso contábamos para financiar unos ERTE, por ejemplo, que siendo absolutamente necesarios, se iban a acabar en enero y, de momento, hemos prolongado hasta mayo. Y, así también con otras ayudas, ¿acaso no las extenderemos también a los hosteleros si volvemos a encerrarlos?

Hoy, no sólo sabemos que hasta 2022 nuestra economía no se acercará a los niveles precovid, en el mejor de los casos, sino que ya hay quien, como Mervyn King, señala que a día hoy “el endeudamiento global de Europa supera el de 2007”. No lo dice cualquiera, es uno de los economistas más prestigiosos del mundo y ex gobernador del Banco de Inglaterra.

La fiscalidad era la otra. Porque las Haciendas fiaban a la recuperación del consumo el incremento de la recaudación. Pues, empezando el año con nuevas restricciones, no parece que eso se vaya a cumplir.

Si perdemos perspectiva y la crisis se hace estructural entonces, sí , el tamaño sí que importará y solo se salvarán los más grandes

El caso es que las ayudas y la asistencia son necesarias, como la morfina en la guerra. Pero lo que ocurre es que es igual de importante saber cuánta vamos a precisar y para cuánto tiempo tenemos dosis. Porque estamos ante detalles que nos dicen que se puede acabar y entonces, sí, la crisis será estructural. 

Si la vacuna no lo remedia, todo parece indicar que avanzamos a un sistema darwiniano que, como decía un compañero en conversación de redacción, sólo va a salvar a los más grandes. Va a ser que el tamaño sí que importa. Que las empresas grandes tendrán músculo financiero para aguantar y para crecer aún más en procesos de concentración. Porque el que más dosis de morfina y munición tiene es el que aguanta mejor las batallas largas.