Victor es un joven vasco de poco más de 6 años que, al igual que otros muchos, pasa la primera parte de sus vacaciones de verano asistiendo a colonias. Las suyas son muy creativas y la semana pasada le mostraban los estragos que había provocado en una ballena los residuos plásticos que inundan nuestros mares y océanos (más del 80% de la basura marina corresponde a este material). Esta imagen, que impactó sobremanera a Victor, es mucho más habitual de lo que creemos y tan impactante como ver las llamadas islas de plástico, la del Pacífico ocupa una superficie mayor que la de España, Francia y Alemania juntas. Situaciones como esta llevó a la Comisión Europea a crear una directiva en 2019 para prohibir el uso de los plásticos de un solo uso. El pasado sábado 3 de julio esta directiva entró en funcionamiento, prohibiendo estos plásticos en los países de la UE, pero una vez más España no ha llegado a tiempo y no tiene preparada su Ley de Residuos para que se pueda aplicar esta normativa.  

Confieso que a un servidor le sorprendió la justificación que daban a este retraso desde el informativo de una televisión de ámbito nacional, “la tardanza en la aplicación de la directiva era para dar tiempo a acabar con las existencias actuales de elementos, tan 'imprescindibles' para nuestra vida, como las pajitas, los bastoncillos o los cubiertos de plástico”. ¿Se imaginan que hubiera pasado si la edad de hierro no hubiera empezado hasta que se acabaran las piedras? Como bien dice uno de los mayores expertos en sostenibilidad del país, Victor Viñuales, director de la Fundación Ecodes, por esa misma regla de tres deberíamos acabar con todas las reservas de petróleo y gas antes de seguir aumentando el peso de las renovables.

Una vez más, España no ha llegado a tiempo y no tiene preparada su Ley de Residuos para que se pueda aplicar esta normativa

Es evidente que no hay excusas, no podemos seguir usando la táctica del avestruz, la progresiva eliminación del plástico de nuestras vidas no tiene marcha atrás y cuanto antes nos pongamos a ello menos sufrirá el planeta e, incluso, conseguiremos rebajar la terrible cifra del 68% de los alimentos marinos que hoy en día contienen plástico. Es una cuestión de voluntad y determinación y compete a todos, los primeros a las administraciones públicas, pero también a las empresas y a los propios consumidores que, con su decisión de compra, pueden premiar o castigar a las firmas en función del uso de este material. Un buen ejemplo del buen hacer de los gobiernos, adelantándose incluso a la directiva europea, lo dio Baleares, una comunidad en la que ya está prohibido el uso de plásticos de un solo uso desde hace unos meses. 

Siempre que llega una prohibición de este tipo salen algunas voces hablando de lo de siempre: que van a hacer los fabricantes de estos materiales, cuantos puestos de trabajo se van a perder, etc, etc. Sin embargo, afortunadamente, cada vez son más los que ven en estas nuevas normativas, que buscan impulsar el desarrollo sostenible de nuestra comunidad, una gran oportunidad para generar nuevos negocios, para innovar y para insistir en la que debería ser la estrategia económica de cualquier territorio: conseguir que su economía sea cada vez más circular. Euskadi debería ser una comunidad líder en este sentido, si hablamos de reciclaje de envases de plástico depositamos ya más de 14,6 kg por habitante en los contenedores amarillos, lo que nos sitúa en 2º lugar del ranking, solo superados por Valencia. A pesar de todo, todavía queda mucho camino por recorrer para llegar a los niveles exigidos por Europa y, sobre todo, para trabajar la R más esencial de los residuos, la de reducir. El ecodiseño es fundamental para trabajar en la reducción del plástico y también para conseguir que ese plástico no sea de un solo uso y se puede reciclar de una manera sencilla. Seguro que es un aspecto que se tratará en el acuerdo recientemente firmado entre el ejecutivo vasco y 14 de las principales empresas del país para impulsar el ecodiseño y la economía circular en Euskadi.

Euskadi debería ser una comunidad líder en este sentido: si hablamos de reciclaje de envases de plástico depositamos ya más de 14,6 kg por habitante en los contenedores amarillos, lo que nos sitúa en 2º lugar del ranking

De momento, como suele pasar con frecuencia, ya tenemos ejemplos cercanos de varias empresas vascas que han sabido ver la oportunidad que supone este cambio necesario en la disminución del plástico en nuestra vida diaria. Uno de los más significativos es la empresa guipuzcoana EKO REC. No sólo recicla plástico, en torno a cinco millones de botellas recicladas al día, sino que, además, transforma ese material reciclado en productos propios que se emplean en diferentes sectores como la automoción, la alimentación o el sector textil. La firma de Andoain fue también el origen de Ekomodo, una marca que vende productos sostenibles y con estilo realizados a base de plásticos reciclados. Los numerosos premios recibidos y su constante crecimiento avalan su trayectoria. Por suerte, no son los únicos, hay varias empresas más dedicadas al reciclaje de plástico como las vizcaínas Bilboplastik  y Nantek, esta última está construyendo en Zamudio una planta especial y además recicla también uno de los nuevos elementos que generan una importante contaminación por el aumento de su uso: las mascarillas. Precisamente, la pandemia del COVID ha sido un factor que ha incrementado el uso del plástico y es urgente buscar otras alternativas que aseguren la higiene pero que no sean tan perjudiciales para el planeta.

La reducción y el uso de plástico reciclado están llegando también a las grandes marcas de consumo. Este es el caso de PEPSICO, que tiene una de sus principales plantas embotelladoras del continente en Echabarri Ibiña (Álava). Desde esta planta, lidera a nivel mundial durante este año el lanzamiento de la nueva botella diseñada con plástico 100% reciclado. Todo un avance que impactará notablemente en el mercado y que sigue la estela de firmas más pequeñas pero muy concienciadas y pioneras en este aspecto como Auara, la compañía que envasa su agua en botellas de plástico reciclado desde hace varios años. También otros sectores donde el uso del plástico es muy intensivo están avanzando en la materia, la multinacional LEGO acaba de lanzar su primera gama de juguetes con plástico reciclado.

La reducción del uso del plástico debe ser proporcional en intensidad y velocidad al problema que está causando en nuestro medio ambiente y en nuestra salud. No caben medias tintas ni excusas para postergar este reto. Todos somos responsables, cuanto antes desterremos de nuestro día a día los plásticos de un solo uso antes reduciremos el inmenso problema de la contaminación de nuestros mares y océanos. Reduzcamos los envoltorios absurdos de alimentos y bienes de consumo, innovemos con otros materiales menos perjudiciales y activemos una nueva economía circular que ofrezca nuevas oportunidades de crecimiento y trabajo. Estoy seguro que toda la generación de Victor nos lo agradecerá algún día.