En la cumbre de la Unión Europea y la Unión Africana, celebrada recientemente en Bruselas, en busca de una refundación de las relaciones entre ambas instituciones se fijó como  objetivo instaurar una asociación que permita construir un espacio de solidaridad, seguridad, prosperidad duradera y estabilidad. Pero estos buenos deseos y toda la diplomacia desplegada en estas citas quedó eclipsada por esos detalles que deponen la careta de quienes los protagonizan. El ministro de Exteriores de Uganda, Jeje Odongo, se acerca al protocolario escenario de la recepción donde le esperaban la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula Von der Leyen, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y el presidente de Francia, Emmanuel Macron quienes conjuntamente ejercían de anfitriones. La reglas de la educación y el saber estar marcan como gesto de saludo un apretón de manos  del que el ministro ugandés dejó excluida a Von der Layen por el mero hecho de ser mujer.

La intervención de Macron recriminando al mandatario de Uganda su actitud hasta en un par de ocasiones hacia la presidenta ha esquivado el desastre total.  Ante el afeamiento por su comportamiento, el ministro ha resuelto la situación con un gesto con la cabeza, pero sin ofrecer su mano. El machismo por encima de la todo el poder institucional que asiste a la presidenta de la Comisión Europea.¡ Un escándalo! ¡Cuánto les queda para ser como nosotros!

¿De veras? Precisamente ha sido el comportamiento del mandatario africano el que con su recalcitrante acto machista  ha dejado en evidencia a los “señoros” europeos y a todo lo que aquí nos queda por hacer.

 

El machismo por encima de la todo el poder institucional que asiste a la presidenta de la Comisión Europea.¡ Un escándalo! ¡Cuánto les queda para ser como nosotros!

 

Los reflejos de Macron para con su compañera han puesto el dedo en llaga de lo mas grave y vergonzante de este episodio, el comportamiento de Charles Michel. Como representante europeo, llamado a ser referente, modelo y faro de los valores democráticos ha dejado con su machismo público de representar a mas de la mitad de las personas que vivimos en la Unión Europea, las mujeres. 

Cuando hablamos de igualdad y de lucha feminista hablamos de una interpelación a toda la sociedad. Por lo tanto, también a los hombres a reaccionar ante la injusticia y la desigualdad. Acomodarse en la inacción no es una opción de equidad y mucho menos para quien se erige representante de la Unión Europea. Para ellos es una exigencia y si no la cumplen deben abandonar.

Y es que además Michel es reincidente, así que digamos que esta lección ya había tenido ocasión de aprenderla. No ha pasado demasiado tiempo desde que los máximos dignatarios europeos se reunieron con el presidente de Turquía R.T. Erdogan. En aquella escena el presidente turco invitó a tomar asiento a Michel, a su altura, en sillas similares escenografiando el nivel equiparable de los reunidos. Von der Leyen se quedó de pie a falta de un lugar para ella. Michel no espero ni medio segundo en acceder a sentarse en el trono del turco y finalmente la presidenta fue acomodada en un sofá. Ergogan lo quiso así y Michel lo consintió.

 

Cuando hablamos de igualdad y de lucha feminista hablamos de una interpelación a toda la sociedad. Por lo tanto, también a los hombres a reaccionar ante la injusticia y la desigualdad

 

Tanto lo ocurrido en Turquía como en la Cumbre europeo-africana no es ninguna anécdota porque, sin duda, afecta a la dignidad y credibilidad de nuestra instituciones. Si nuestros mandatarios no se comportan con los baremos de la justicia social en clave de igualdad no pueden tener cabida en las mismas.  No puedo entender que esto no haya sido un clamor en la Cámara europea. No puedo comprender, que mas allá de algo de ruido en las redes sociales y todo el postureo que les acompaña, no tenga consecuencias. Si la discriminación hubiera sido por razones de raza, religión o condición sexual no me cabe la mas mínima duda de que estaríamos mas escandalizados, mas indignados y no me extrañaría que se pidiera la cabeza de Michel. Pero me temo que la normalización de estos comportamientos en todas las sociedades europeas justifican de algún modo esta indignidad.

Y aunque todo este asunto haya quedado larvado por el desastre de la invasión de Rusia en Ucrania, late de fondo la pregunta de qué es ser europeo y los valores de la Unión. En un gesto estratégico, político y de intenciones el presidente Zelenski ha solicitado la incorporación de Ucrania en Unión Europea, occidentalizarse lo llaman los medios de comunicación. El conflicto bélico impide a día de hoy cualquier debate, veremos de qué debatimos cuando cese la guerra.

Pero lo que no nos imposibilita es seguir dibujando el papel que representamos en la cotidianidad que discurre a pesar de la tragedia al norte de Europa.

 

Y aunque todo este asunto haya quedado larvado por el desastre de la invasión de Rusia en Ucrania, late de fondo la pregunta de qué es ser europeo y los valores de la Unión

 

El machismo no solo hay que señalarlo, hay que confrontarlo y eso requiere un esfuerzo personal que lleva a que cada uno de los que presenciamos un comportamiento machista a tomar un papel activo ante la desigualdad y la injusticia que supone un trato denigrante por ser mujer. Si esto le ha ocurrido a Ursula Von der Layen, presidenta de la Comisión Europea, representante de una de las mas poderosas instituciones a nivel planetario, qué no nos pasa a las demás .Y aquí es donde con una pregunta hacemos catarsis y reflexión, ¿Quién quieres ser tú, Macron o Michel?