Posicionarse en política es algo más que necesario. La gestión de una ciudad y la oposición a los gestores implicn necesariamente marcar posturas. A ser posible, cuanto más claras, mejor. Eso es lo que ha hecho EH Bildu en el Ayuntamiento de Vitoria. La formación abertzale ha insistido por activa y por pasiva en hablar de "pelotazo" para referirse a la recalificación de los terrenos de URSSA en Campo de los Palacios con el objetivo de construir 500 viviendas en los terrenos que la histórica firma gasteiztarra tenía en Adurtza. Pero los políticos también deberían tener en consideración las consecuencias de sus posicionamientos políticos.

En este caso, el "pelotazo" urbanístico contra el que tan vehemente ha batallado el líder de la oposición en el Consistorio de la capital ha sido el que ha abocado a URSSA a su cierre. La venta de esos terrenos era la única salida para pactar un acuerdo de refinanciación de la deuda con los acreedores de la compañía del Grupo Mondragón y la decisión de Bildu -también de Podemos y de PP, que han actuado una vez más anteponiendo intereses partidistas al bien común-, por mucho que lo nieguen, ha condenado a una compañía al cierre. Habría que ver cómo habría sido la historia si en vez de una empresa donde los socios cooperativistas han sido reubicados hablásemos de una firma con decenas de trabajadores que se hubiesen sumado a las listas de Lanbide. Puestos a hablar de pelotazo, quizá se debería más a la parcela de Júndiz que URSSA le compró al Ayuntamiento por 1,5 millones y que ahora está a la venta por un precio siete veces mayor: 10,7 millones de euros.