Gratis no trabajo. #GratisNoTrabajo. La frase, la etiqueta, el hashtag… la hemos usado la mayoría de los periodistas en más de una ocasión, para denunciar a precariedad en la que trabajan muchos de los profesionales del periodismo, y la indignidad de ofertas de trabajo en las que en numerosas ocasiones en lugar de una remuneración económica, te ofrecen visibilidad a cambio de tu trabajo, como si al igual que el resto de los mortales, nosotros no tuviéramos necesidades que cubrir. 

Se da la circunstancia además, de que somos los periodistas los que cubrimos para poder contarlas, las condiciones, demandas y exigencias de otros sectores profesionales que normalmente, prácticamente siempre, disfrutan de mejor retribución, mejores condiciones, y mejores expectativas que nuestro gremio.

Pues bien, la guerra en Ucrania está visibilizando como suele ocurrir en momentos de crisis, lo mejor y lo peor de cada casa, y esto también nos afecta a los profesionales de la información. 

Seguramente se habrán dado cuenta de que desde que empezó la invasión, la información desde la zona de conflicto corre a cargo de voces, caras y firmas nuevas. Esto no es sólo porque veíamos poco a los corresponsales que algunos medios tenían en la zona.  Esto, en la mayoría de los casos, afortunadamente no en todos, es porque los profesionales que están allí cubriendo este y otros conflictos, son freelance que arriesgan la vida para poder tener unos ingresos, por un trabajo que nos mantiene informados a los que mientras tanto, estamos cómodamente en casa. Estos periodistas trabajan casi siempre, en unas condiciones absolutamente lamentables y además, no cuentan con el respaldo de ningún medio que les cubra las espaldas en el caso de que las cosas se pongan complicadas.

 

La guerra en Ucrania está visibilizando como suele ocurrir en momentos de crisis, lo mejor y lo peor de cada casa, y esto también nos afecta a los profesionales de la información

 

Creo que se está haciendo excelente información desde Ucrania, en Rusia ya prácticamente no quedan medios internacionales, y además, quiero poner en valor el hecho de que por primera vez este conflicto tiene muchas caras de mujere,s que están informando desde primera línea y realizando un gran trabajo, que hasta hace poco parecía estar destinado exclusivamente a los hombres.

Pues bien, como apuntaba, salvo honrosas excepciones de medios que efectivamente cuentan con consagrados corresponsales en la zona, o de enviados especiales, en la mayoría de los casos, el trabajo lo están haciendo periodistas sin apoyo de más estructura que la propia. 

El tema desde luego, es preocupante. Todos los muertos en una guerra son un fracaso social. TODOS.  En este caso quiero barrer para casa y abogar por mis compañeros que ya en algunos casos han pagado con sangre su trabajo.  Ya son varios los periodistas que se han dejado la vida en Ucrania. Hace tan solo unos días, en Irpin moría abatido a tiros Brent Reanud, mientras realizaba un reportaje sobre refugiados. Su acreditación correpondía al New York Times, que rápidamente desmentía, que el fallecido trabajara para ellos. Al parecer no lo hacía desde 2015. Es sólo un ejemplo. Tras Renaud ha habido más profesionales fallecidos entre ellos, una joven periodista ucraniana de 24 años.

 

Los periodistas no aspiramos a ser héroes, nuestra labor es contar de la forma más objetiva posible lo que pasa

 

Desgraciadamente no serán los últimos. Por ello, que menos que reclamar dignidad para su trabajo. Un salario digno y unas condiciones adecuadas.

Los periodistas no aspiramos a ser héroes, nuestra labor es contar de la forma más objetiva posible lo que pasa. Como decía el gran maestro Ryszard Kapuściński  “el trabajo de los periodistas no consiste en pisar las cucarachas, sino en prender la luz, para que la gente vea cómo las cucarachas corren a ocultarse.“ 

Así que como colectivo, debemos reivindicar nuestro trabajo, nuestra responsabilidad social y hacerlo eso sí, de la mejor forma posible y con la ética por bandera, y a partir de aquí negarnos a trabajar si las condiciones no son las adecuadas al grito de: gratis no trabajo.