Días extraños en lo que se refiere al pacto educativo. Y para extrañas las declaraciones del propio lehendakari, Iñigo Urkullu, que desconcertaba a unos y otros cuando se preguntaba esta semana a quién beneficia la huelga en los colegios impulsada por los sindicatos nacionalistas ELA, LAB y Steilas. Así, mostraba una actitud de lanzar la piedra y esconder la mano que sólo añade confusión al asunto. Confusión propia de que en su momento los partidos vendieran el pacto educativo como un gran logro cuando ahora, solo unos meses después, solo huele a división. 

La educación de los vascos es algo demasiado serio como para que el lehendakari diga este tipo de cosas. El propio Urkullu y todo el Gobierno vasco arguyen que no entienden las protestas contra la Ley cuando ni siquiera se conoce el contenido del anteproyecto que se está construyendo en el Parlamento vasco. Eso es cierto, pero también lo es que pasan las semanas y no hay novedad sobre dicho texto.