Atribuyen a George Orwell la idea de que noticia es aquello que no se quiere publicar y que el resto es propaganda. Sea o no una afirmación real del gran periodista inglés, es una buena idea y la tomo prestada para justificar mi atención sobre una información que, aunque ha sido publicada por varios medios, sorprendentemente ha pasado casi desapercibida estos últimos días, sin obtener ni de lejos la notoriedad que creo que debería.

La Fundación de Estudios de Economía Aplicada, Fedea, publicaba la semana pasada un informe muy interesante, y muy espeluznante también, sobre la situación laboral de los jóvenes en España. Basándose en datos históricos entre 1980 y 2019 el informe desvela que la media actual del salario mensual real de quienes tienen entre 18 y 35 años ya era antes de la pandemia inferior a la media de 1980. Simplemente me resulta difícil de creer que ese dato no haya ocupado las portadas de todos los medios a cinco columnas, a no ser que esos medios solo los leamos los viejos, que puede que sea eso precisamente.

Los jóvenes entre 30 y 34 años tienen, según el informe, más suerte que los de 18 a 20. Mientras los primeros “solo” han perdido un 26% de poder adquisitivo, los más recientes en su incorporación al mercado laboral ganan un 50% (ha leído bien: un 50%) menos de lo que ganábamos quienes nos incorporamos al mercado de trabajo cuando teníamos su edad. Y les aseguro que los 80´s no fueron ningún paraíso de prosperidad y generosidad empresarial.

Los jóvenes entre 30 y 34 años tienen, según el informe, más suerte que los de 18 a 20. Mientras los primeros “solo” han perdido un 26% de poder adquisitivo, los más recientes en su incorporación al mercado laboral ganan un 50% menos

 

Fedea constata lo que todos sabemos: que esta situación asombrosa y que ha pasado de puntillas por las secciones de economía de los periódicos, se debe a la escasa duración de los empleos y al aumento de los contratos, que no de los trabajos, a tiempo parcial (ya sabe a lo que me refiero con esto último).

Que a la crisis del 2008 se haya sumado ahora la de la covid no ayuda nada, por supuesto, pero tampoco debiera servir para justificar o disimular la forma indigna en que se trata salarialmente a nuestros jóvenes, a los que se nos llena la boca de decir que son los más preparados de la historia… para lo que les vale.

El informe demuestra que cada recesión produce un retroceso en la situación laboral de los jóvenes que queda instalado en su currículo laboral y que tarda una media de tres lustros tres, en superarse

El informe demuestra que cada recesión produce un retroceso en la situación laboral de los jóvenes que queda instalado en su currículo laboral y que tarda una media de tres lustros tres, en superarse. Es como si subieran por una escalera mecánica que baja y que les obliga a hacer un esfuerzo adicional para poder llegar a sus metas, más esfuerzo cuanto más jóvenes porque toman la escalera de más abajo.

No es algo nuevo, ya se lo decía la reina de corazones a Alicia:  “Como ves hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido”. Cuando lo leímos nos pareció un chiste y ahora vemos que no lo es, que de hecho no tiene ninguna gracia.

Uno lee informes como el de Fedea y, claro, luego se le hincha la vena cuando asiste a charlas y 'webinars' sobre nuevas destrezas laborales, 'skills', emprendimiento, 'engagement laboral' y retos de la selección del personal del futuro

Uno lee informes como el de Fedea y, claro, luego se le hincha la vena cuando asiste a charlas y 'webinars' sobre nuevas destrezas laborales, 'skills', emprendimiento, 'engagement laboral' y retos de la selección del personal del futuro. Le confieso, lector o lectora, que cuando alguno de esos gurús de los Recursos Humanos dice, con orgullo retador, que busca gente “con hambre” me alegro de que estos eventos sean digitales porque me evita ir a la cárcel por agresión en entorno público o como se llame a atizarle con una silla al conferenciante.

Siento haber utilizado una columna de opinión para dar lo que en realidad es una noticia, pero no me he podido resistir al ver que nadie más la atiende como merece. Lo que sí les aseguro es que esto no es propaganda.