Nuevo varapalo del TSJPV al Gobierno vasco. En esta ocasión a cuenta de los aforos en los eventos deportivos, que desde el Ejecutivo pretendían mantener en el 30%, a pesar de la decisión del Consejo Interterritorial de Salud que los elevó hasta el 60%, y que no descarta en breve que lleguen  al 80%.

Desde luego, en este guirigay de decisiones que despistan incluso al más informado, ya no nos sorprende casi nada. Vamos para dos años de pandemia y ha sido una constante, que en tanto en Euskadi como en otras CCAA, las decisiones sobre diferentes restricciones adoptadas en el entorno político,  se hayan enmendado en los tribunales correspondientes.

Y al final, nos viene quedando un panorama restrictivo que no depende tanto de la situación de la pandemia, como del criterio del Tribunal de Justicia de turno.

Al final de todo esto nos queda una amarga sensación de improvisación, de falta de criterio, y de que en los meses pasados hemos aprendido poco

¿Son criticables las decisiones judiciales? Por supuesto, son opinables y desde luego, para muchos, han levantado ampollas pero por muy subjetivas que sean, merecen todo el respeto. Lo cuestionable tal vez sea que sistemáticamente algunas, muchas de las decisiones adoptadas hayan terminado en el tejado de la justicia para ser dirimidas allí, cuando de lo que se trata es de proteger nuestra salud, ni más ni menos.

Al final de todo esto nos queda una amarga sensación de improvisación, de falta de criterio, y de que en los meses pasados hemos aprendido poco. En todo este tiempo se debería haber trabajado un modelo de gestión, cuanto más uniforme mejor, que avalado por todos, no pudiera ser cuestionado. La única forma de haber acometido un proceso de estas características es haber tenido en cuenta en todo momento los criterios científicos y sanitarios que son los que debían haberse puesto en valor en todo momento. No me olvido por supuesto, de que la economía, ha jugado y sigue jugando, un papel importantísimo a la hora de tomar determinadas decisiones.

Lo cuestionable tal vez sea que sistemáticamente algunas, muchas de las decisiones adoptadas hayan terminado en el tejado de la justicia para ser dirimidas allí, cuando de lo que se trata es de proteger nuestra salud, ni más ni menos.

El equilibrio nunca ha sido fácil e intentar contentar a todos es, como viene siendo habitual, el primer paso para no contentar a nadie.  Algo de eso ha habido en toda esta trayectoria. Pero no podemos seguir repitiendo los errores. La pandemia sigue ahí y ojalá no ocurra, llegados a este punto, nada que nos vuelva a sobresaltar y a generar inquietud, pero el virus ha demostrado ser más rápido y listo que nosotros, a la hora de atacarnos. 

A nuestros gestores les ha sobrado afán de protagonismo y les ha faltado cintura

Y seguimos prácticamente como al principio en lo que a  gestión de la pandemia se refiere. Hemos avanzado en lo sanitario hasta límites nunca previstos, y eso sin ninguna duda es un motivo de satisfacción que le debemos a la ciencia, pero respecto a cómo proceder, seguimos como al principio. Siempre por detrás del bicho, con escasa capacidad de reacción y sin apenas previsión y proactividad para jugar con ventaja.

Era difícilmente explicable, que un aficionado del Alavés viera reducido en casa el aforo hasta el 30% mientras que podía irse a verlo fuera en estadios con aforos hasta el 60%

Todo es nuevo, es cierto, pero algunos errores son recurrentes. A nuestros gestores les ha sobrado afán de protagonismo y les ha faltado cintura. Sigue faltando flexibilidad y agilidad para tomar cuantas decisiones les competen. Por eso cuando la pelota llega al tejado de la justicia, esta les enmienda la plana. Cuando el Gobierno vasco decide no incrementar aforos deportivos, la situación de la pandemia y los datos de presión hospitalaria  invitaban a la prudencia, pero unas semanas después los datos objetivos son diferentes y tal vez lo inteligente, habría sido abrir la mano, antes del pronunciamiento judicial. Era difícilmente explicable, que un aficionado del Alavés viera reducido en casa el aforo hasta el 30% mientras que podía irse a verlo fuera en estadios con aforos hasta el 60%.

Si en lugar de lanzar la pelota entre los tejados hasta que toca el techo de la justicia, cada no asume su cuota de responsabilidad con argumentos y criterio,  además de varapalos y sinsabores, nos vamos a ahorrar mucha incertidumbre que de eso, vamos sobrados, y no nos viene bien.