Ayer se conocía la toma del control de la firma vizcaína Gescrap por parte de Jon y Francisco Riberas, los dos hijos del fundador de Gonvarri y Gestamp, el burgalés Francisco Riberas. Al margen del encanto que los negocios hiper-industriales despiertan en esta familia, que no hay que olvidar que empezó a amasar dinero con la gestión de chatarra, hay que remarcar lo mucho que le atraen las empresas vizcaínas.

Hasta el punto de que hace unos años 'El Mundo', que elabora un ránking de las familias más ricas de España, llegó a asegurar que eran vascos y que pagaban sus impuestos en la hacienda foral. Pudo ser un error periodístico, pero su proximidad con el diputado general Unai Rementeria permite especular con otras posibilidades. Lo cierto es que residen en Madrid y que es allí donde tienen domiciliada la sociedad a través de la que canalizan sus inversiones, Acek Desarrollo y Gestión Industrial.

Pero cuando se trata de sus inversiones, tienen una especial preferencia por las empresas vascas. La primera de todas, Holding Gonvarri, tiene su sede social en el bilbaíno Edificio Albia pese a no tener factorías en Euskadi. Y la mayor de todas, la cotizada Gestamp, nació a partir de una pequeña compañía vizcaína, Estampaciones Arin, que el patriarca, Francisco Riberas, compró en los años ochenta.

De hecho, al benjamín de los Riberas, Jon, formalmente Juan María, le empezaron a llamar de esta forma en la fábrica de Abadiño y se ha acabado quedando con ese nombre. A su madre, Josefina Mera Echevarri, que nunca quiso olvidar sus orígenes vascos pese a residir en Madrid, no le pareció mal. Y hoy su sociedad patrimonial se llama Ion Ion.

Gestamp sigue manteniendo su sede en la fábrica de Abadiño, pese a que ha crecido casi sin freno hasta tener más de 100 centros de producción por todo el mundo y facturar más de 8.000 millones de euros anuales que le sitúan entre los cinco mayores grupos empresariales vascos, muy cerquita de Gamesa. Se codea entre los 30 mayores fabricantes de componentes de automoción del mundo.

Se da la paradoja de que los Riberas han comprado Gescrap a la misma familia a la que en su día adquirieron la génesis de Gestamp, los Velasco. Fue entonces el patriarca de la familia, Pedro Velasco Villar, el que le vendió una compañía que no conseguía enderezar. Ya se conocían porque Laminados Velasco vendía acero a Gonvarri y, de hecho, terminaron asociándose en más compañías, siempre ligadas a un material que sigue siendo la columna vertebral de la industria de Bizkaia.

De hecho, siguieron entrando juntos en nuevos negocios. Les salió muy bien su participación en la Acería Compacta de Bizkaia (ACB), que terminaron vendiendo a ArcelorMittal. Lo mismo hicieron con Laminados Velasco. Y junto a la planta del sucesor de Altos Hornos de Vizcaya en Sestao construyeron una pequeña fábrica para tratar la chatarra que después se funde en la ACB. Eso es precisamente Gescrap, que nació junto a la ría del Nervión y hoy está presente en cuatro continentes con una facturación de unos 900 millones de euros.

Los Riberas ya tenían una participación en este negocio que ahora incrementan de forma directa e indirecta, vía Gestamp. Los Velasco se quedan como minoritarios, aunque es probable que con un acuerdo para vender su participación en los próximos años. Para Gestamp la inversión se vende como una expansión hacia el reciclaje de metales, aunque parece una excusa un tanto rebuscada.

Dado el control que la familia Riberas ejerce sobre la firma compradora, es muy probable que haya más intereses personales que corporativos. Es verdad que ahora está de moda invertir en negocios medioambientales por aquello de la ESG (Environmental, Social and corporate Governance), pero también que Gescrap estaba ya muy vinculada al accionista mayoritario de Gestamp y a sus socios tradicionales, los Velasco.

En cualquier caso, Gonvarri, Gestamp y Gescrap no son las únicas empresas vascas en las que participan los hermanos Riberas. Vía Gonvarri, controlan una startup vizcaína especializada en la fabricación aditiva, Addimen. También figuran entre los principales accionistas de las vascas CIE Automotive, Dominion y All Iron Re. Sin olvidar a GAM, la firma de maquinaria de construcción que tiene su sede en Asturias pero gran parte de sus activos en Euskadi tras la compra de Aldayturriaga.