Quizás muchos de ustedes no hayan oído hablar nunca de BlackRock y piensen que es una banda de Heavy Metal o el último éxito de Netflix, pero nada más lejos de la realidad. BlackRock es la mayor gestora mundial de fondos de inversión, ella solita gestiona más de 7,1 billones de euros y trata de buscar la máxima rentabilidad para esta enorme cantidad de dinero, así que una de sus principales tareas es estudiar el mercado, analizar sus riesgos y, sobre todo, conocer las nuevas tendencias para buscar la sostenibilidad a largo plazo de estas inversiones.

Su CEO, Larry Fink, lleva más de una década enviando a principios de año una carta a sus inversores que se ha convertido en un “mantra” para los primeros ejecutivos de las mayores compañías mundiales y para los más reputados economistas. Su contenido es analizado minuciosamente por todos los analistas porque aporta unas pistas muy valiosas para saber que van a premiar y que van a castigar en sus inversiones. Y créanme, lo que decida BlackRock nos afecta muy de cerca a todos, por aportar un dato, es el mayor gestor de fondos de inversión del Ibex 35.

Desde hace varios años hay un tema central en todas estas misivas: la sostenibilidad en su triple dimensión: medioambiental, social y económica y también el buen gobierno corporativo. Una realidad que BlackRock hace cada vez más patente en sus inversiones. En 2020, la inversión en activos sostenibles creció en un 96% respecto a 2019, alcanzando los 288.000 millones de dólares. La pandemia, lejos de frenar esta tendencia la ha multiplicado exponencialmente. El propio Fink ha reconocido que se equivocó cuando al principio de la crisis sanitaria pensó que, ante esta situación de emergencia, se iba a priorizar el salvar la economía frente a la crisis climática. Los datos de las inversiones demuestran que ha sucedido todo lo contrario. Este año, su carta no puede ser más clara en cuanto a situar el verdadero reto de todas las empresas en el mundo: el cambio climático. “Ninguna compañía puede pensar que su modelo de negocio no está afectado por esta crisis climática y, si no prepararan su transición con la suficiente celeridad perderán negocio y confianza”, se puede decir más alto, pero no más claro.

BlackRock es la mayor gestora mundial de fondos de inversión, ella solita gestiona más de 7,1 billones de euros y trata de buscar la máxima rentabilidad para esta enorme cantidad de dinero

¿Qué lecciones pueden aprender las empresas y las instituciones vascas de esta carta publicada a principios de este año?

-La transición climática es una oportunidad histórica, para Larry Fink de inversión, pero para las empresas e instituciones de analizar y afrontar los riesgos que van a tener derivados de la nueva situación y, sobre todo, para verla como una oportunidad de negocio futuro. ¿Está su empresa teniendo en cuenta estos aspectos? ¿Tiene una estrategia a medio y largo plazo? Si la respuesta a estas dos preguntas es negativa, mi consejo es que se ponga las pilas y no pierda más tiempo, incluso si sus resultados de explotación son buenos ahora, las entidades que no aborden esta cuestión van a ser muy castigadas por el mercado en un futuro muy cercano. Hasta un gigante mundial como Amazon lo ha entendido y ya hace anuncios publicitarios para decir que en 2040 será una compañía neutra en carbono y que tiene prevista la compra de más de 100.000 furgonetas eléctricas.

-¿Piensa que la sostenibilidad se reduce únicamente a tener en cuenta los aspectos medioambientales? Olvídese de este reduccionismo que ha sido muy habitual durante años. BlackRock también lo deja muy claro en sus cartas, la transición ecológica es inevitable, pero ha de hacerse de una manera justa. La diversidad, la equidad, la inclusión son cuestiones que todas las empresas deberán tener en cuenta, sino lo hacen ya. ¿Qué hace su empresa por impulsar estos aspectos? No sería la primera vez que BlackRock deja de invertir en una compañía por falta de renovación o escasa diversidad de su equipo directivo, por ejemplo.

La transición ecológica es inevitable, pero ha de hacerse de una manera justa. La diversidad, la equidad, la inclusión son cuestiones que todas las empresas deberán tener en cuenta, sino lo hacen ya

-Hay que controlar la sostenibilidad no sólo de la propia empresa sino de toda la cadena de proveedores. Este aspecto circula en doble dirección: para las grandes empresas supone un importante esfuerzo a la hora de seleccionar y controlar este aspecto en su cadena de valor y para las pymes supone un impulso extra por implantar la sostenibilidad en su gestión si quieren seguir colaborando con las compañías más importantes de su sector.

-¿Tiene su empresa definido un propósito? ¿Cuál es su aportación de valor a la sociedad que le rodea? Larry Fink ha situado este aspecto como clave para garantizar una estrategia de sostenibilidad a largo plazo. Está convencido que, si no se tienen en cuenta las necesidades de los diferentes grupos de interés y no se define la aportación de valor de una compañía, sus riesgos de su supervivencia futura se multiplican y pone ejemplos muy concretos: una farmacéutica que sube sus precios desmesuradamente, una minería que abandona la seguridad de sus empleados o un banco que no respeta a sus clientes. Estas acciones que buscan la rentabilidad a corto plazo van a ser letales para la rentabilidad a largo plazo.

Si tus ideas o proyectos están pensados para resolver algunos de los retos derivados de la crisis climática sus probabilidades de éxito aumentan considerablemente

-¿Eres una persona emprendedora o una compañía innovadora? Si tus ideas o proyectos están pensados para resolver algunos de los retos derivados de la crisis climática sus probabilidades de éxito aumentan considerablemente. Si pensamos en clave territorio, ¿nuestra capacidad innovadora está enfocada a resolver estos aspectos? ¿apoyamos de manera decida este tipo de proyectos? El liderazgo de instituciones y empresas en estas cuestiones es fundamental y la colaboración público-privada la manera de hacerlo.

-Las ciudades deben primero evaluar y luego invertir en el desarrollo de infraestructuras que ayude a mitigar los efectos del cambio climático. La adaptación al cambio es fundamental y en este campo surge una enorme oportunidad de generación de empleo y riqueza. Tenemos que adaptarnos a una economía cero emisiones y el camino es muy largo, pero no podemos dar ni un paso atrás.

Si ha llegado su lectura hasta aquí estoy seguro de que ya le ha cogido cierto cariño a nuestro “amigo” Larry Fink, que incluso se atreve a señalar en sus misivas los peligros que corre la democracia a nivel mundial, su “fragilidad”, que se demuestra en acciones como la del asalto al Capitolio de los EE.UU. Si es así, tenga muy en cuenta esta última afirmación del CEO de BlackRock: “Estamos al borde de un cambio estructural de las finanzas, se está produciendo una reasignación de capitales hacia una economía baja en carbono”. ¿Es su actividad compatible con esta nueva economía? La respuesta a esta pregunta le dará algunas pistas de su supervivencia como empresa.