La duda era cómo de grande sería la victoria de Juan Manuel Moreno Bonilla en la elecciones andaluzas. De ese punto partían el resto de incógnitas a despejar y de ahí el siguiente paso, cómo trasladar el banco de pruebas electoral andaluz a un escenario de las generales.

Arrancaba la noche con la encuestas al cierre de los colegios electorales y el escrutinio lo confirmaba. Mayoría absoluta, abrumadora diría yo para el Partido Popular. Vox fuera de la ecuación de la entrada en un segundo gobierno y Ciudadanos ponía el antepenúltimo clavo a su ataúd al no obtener representación. La clave la capacidad de Moreno de absorber voto a derecha, todo Ciudadanos, y parte del PSOE que ha lidiado con una gran desmovilización y mucho desencanto no reconducido desde la oposición. Debacle para la izquierda. 

 

Los andaluces ¿votaron al PP o votaron a Moreno?

 

Que la ultraderecha no entre en un gobierno es una excelente noticia por salud democrática, a pesar de tener que ser a cuenta de una mayoría absoluta del PP.  Se podría concluir que votantes que se fueron a posiciones mas reaccionarias han vuelto al llamado voto útil. Otra clave la encontrábamos en las encuestas realizadas durante la campaña electoral que explican cómo Moreno ha pasado de los peores a los mejores resultados en una legislatura y es una valoración de buena a muy buena sobre su gestión política. Buena nota otorgada desde los socialistas hasta Vox, pariendo así otro hiperliderzgo político. Los andaluces ¿votaron al PP o votaron a Moreno?

 

Que la ultraderecha no entre en un gobierno es una excelente noticia por salud democrática, a pesar de tener que ser a cuenta de una mayoría absoluta del PP

 

En cualquier caso, con esta gran victoria del Partido Popular se deshace del calvario que hubiera supuesto quedarse a las puertas de la absoluta y al albur de los populistas. Vox crece dos parlamentarios, hasta catorce, pero menos que sus expectativas que soñaban con veinte. Fracaso de Macarena Olona y su folclórica campaña.

EL PSOE-A perdió el Gobierno tras cuatro décadas la legislatura pasada, sumado a un retraso total en el cambio de liderazgo,Susana Díaz se aferró al cargo como gato a las cortinas, concluían con un Espadas que no ha dado mas de sí. Probablemente sea un candidato de transición mientras siguen cicatrizando las heridas internas y un claro llamamiento a ponerse las pilas. Lo que mal empieza mal acaba. En el PSOE andaluz se habla de desastre y en Moncloa contaban con salvar los muebles, pero toman nota. Han perdido la provincia de Sevilla, un golpe al alma socialista de primera magnitud, por muy vergonzantes que resultaran las faltas de autocrítica en los discursos de la noche electoral intentando responsabilizar a todo y a todos de su propio desastre. Algo se muere en el alma del corazón socialista al ver teñido de azul su pulmón electoral.

 

En el PSOE andaluz se habla de desastre y en Moncloa contaban con salvar los muebles, pero toman nota. Han perdido la provincia de Sevilla, un golpe al alma socialista de primera magnitud

 

Pedro Sánchez tiene un problema y mucho trabajo por delante para levantar el espíritu derrotista y los malos resultados. ¿Cambio de ciclo? Es posible. Quizá estemos al inicio de ese proceso, pero ni mucho menos todo está dicho.

Hasta ahora la política catenaccio para conservar o resistir no ha funcionado.  Los amagos de geometría variable no rentan. Es lo que conlleva hacer estrategia dentro del mismo Consejo de Ministros, desgastar la confianza de los socios de investidura e incumplir los acuerdos mientras los problemas para empresas y familias no parecen tener fin, que no rusulta de fiar.

 

Pedro Sánchez tiene un problema y mucho trabajo por delante para levantar el espíritu derrotista y los malos resultados. ¿Cambio de ciclo? Es posible

 

El Gobierno no ha hecho mas que remolonear con los pactos con nacionalistas vascos y catalanes por si ello tenía un coste electoral. Ha acordado sobre el abismo, solo ha hecho política cuando llegaba a la curva peligrosa y, sobre todo, ha comunicado de forma desastrosa sus propios éxitos como los datos del paro o la llamada excepción ibérica. Ninguna de las estrategias seguidas hasta el momento han dado resultados positivos. Agitando el miedo a Vox o intentando la centralidad para atraer el voto de Ciudadanos Sánchez no encuentra agua.

Sin Andalucía, sin Madrid, solo con parte de Cataluña, sin una izquierda a la izquierda del PSOE con músculo y sin cuidar a los partidos vascos y catalanes no se ganan unas generales.