Decenas de miles de sanciones y multas impuestas durante la pandemia están a punto de caducar por falta de tramitación. O al menos eso denuncia Roberto Seijó, secretario general de ERNE, sindicato mayoritario de la policía autonómica vasca.

Entre eso y lo de Otegi (que gran parte del pueblo vasco rechaza a la Ertzaintza y que la Ertzaintza rechaza a gran parte del pueblo vasco), se le veía un poco quemado al represente policial. Es lógico que los ertzainas se mosqueen. Después de jugarse el tipo frente a la mozkorra borroka (invent de Ortuzar), compuesta por una heterogénea mezcla de negacionistas, ernaitxus, poteadores y tontos del bote insolidarios, ahora resulta que pueden quedar libres de toda sanción porque no se tramitan las multas.

Su jefe político, Josu Erkoreka, consejero de Seguridad, ha salido al quite y ha asegurado que hay tiempo de sobra para tramitar, puesto que el confinamiento ha paralizado los plazos administrativos y no caduca nada. Ni el yogur griego. Pues más vale porque como el crimen no pague a ver quien cumple las normas.

El Gobierno vasco ha apostado abiertamente por Rousseau. En la Ertzaintza, sin embargo, son más de Hobbes.

Al margen de lo que vaya a pasar al final con esta cuestión –ya veremos-, da la sensación de que durante esta ola de la pandemia, el Gobierno vasco, con el lehendakari a la cabeza, ha apostado abiertamente por Rousseau y han elegido pensar que el hombre, en general, y el vasco, en particular, es bueno por naturaleza. De ahí tanta llamada a la responsabilidad, tanto auzolana, tanto apostar a que bajamos el índice de covid…. Es decir, una permanente creencia en el ser humano vasco y poca coerción para que se cumplan las normas.

En la Ertzaintza, sin embargo, son más de Hobbes -¿Es que Erkoreka no sabe que en Arkaute es verdadera devoción lo que hay por Hobbes?-. Y piensan que el hombre es un lobo para el hombre. Así de golpe y sin anestesia. Por biología y ancestros. Que somos unos animalitos apenas evolucionados, a los que solo la civilización y la educación les separa de la barbarie, les aleja de su estado salvaje y de una continua lucha contra su prójimo. Bueno, eso y una buena multa como saben hasta los góticos.

La Alegoría del Buen y el Mal Gobierno de Ambrogio Lorenzetti, decora el Palacio Público de Siena desde 1340. Este mural gótico -¡te pillé!- se despliega ante los ojos del visitante de izquierda a derecha. En primer lugar observará los sinsabores del mal gobierno (oscuridad, enfermedad, muerte,….) y después los beneficios del buen gobierno. Este último queda representado por luminosas escenas de la ciudad y el campo. En ellas, caballeros, nobles y campesinos transitan y trabajan sin temor. Hay abundancia, alegría, comunidad… Todo gracias a la Iustitia, la Temperantia o la Magnanimitas, virtudes éstas y otras representadas en el mural. Pasa, sin embargo, más desapercibido un ángel en la esquina superior izquierda del panel dedicado al campo biengobernado. Ese ángel tiene una inscripción que dice Securitas.

La Securitas es la virtud que permite la existencia del resto de las virtudes. La que salva a la civilización del jeta y del abusón, de la turba y del fanatismo. Y al hombre bueno del lobo. Que Otegi y Erkoreka tomen nota