Estamos viviendo una semana extraña y convulsa. Desde una perspectiva epidemiológica los contagios tocaron techo días atrás y la incidencia va en descenso en toda la comunidad autónoma, pero las consecuencias de tantos contagios ocurridos en fechas anteriores están desembocando en una enorme presión asistencial, con centenares de hospitalizados y cuotas elevadísimas de fallecidos diarios.

Una semana que ha estado marcada por la decisión judicial de permitir la apertura de los locales de hostelería y que me hace reflexionar sobre la importancia de extremar, aun más si cabe, las medidas de prevención frente a la infección. Me refiero en concreto a la transmisión por aerosoles, en espacios cerrados, concurridos y en los que la ventilación no sea óptima y estemos un tiempo determinado sin mascarilla. Un trabajo reciente ha identificado que las personas de más edad, que sufran el proceso agudo de la infección y cuyos índices de masa corporal (método utilizado para estimar la cantidad de grasa corporal que tiene una persona, y determinar por tanto si el peso está dentro del rango normal, o por el contrario, se tiene sobrepeso o delgadez) sean elevados, son las que más probabilidades tienen de exhalar una mayor cantidad de aerosoles y por lo tanto ser candidatos a contagiar más activamente.

La incidencia va en descenso en Euskadi, pero los contagios ocurridos en fechas anteriores están desembocando en una presión asistencial, con centenares de hospitalizados

Las variantes del coronavirus han tenido un protagonismo especial esta semana. Debemos recordar que las variantes más relevantes son la B1.1.7 o variante británica, la sudafricana (B.1.351) y la brasileña (P.1). Sin duda alguna, la británica es la más extendida, ha llegado a más de 70 países y se sabe es alrededor de un 50% más transmisible. Un ejemplo claro de la capacidad de esta variante se observa en Corzano, una localidad de Brescia en Italia, en la que un 10% de la población tiene la variante inglesa, siendo la gran mayoría niños de guardería y escuela primaria, y sus respectivos familiares. Quizá más preocupantes son las restantes variantes. De hecho la sudafricana evita parcialmente vacunas como la de Jonhson & Johnson y Novavax, con eficacias entre el 50 y 60% e incluso menores en el caso de la vacuna de AstraZeneca. 

Las noticias esperanzadoras vuelven a venir del proceso de vacunación masivo de Israel. Pasadas varias semanas desde la doble vacunación de cientos de miles de personas, los resultados e impacto de la vacuna de Pfizer empiezan a ser contundentes. Por un lado, esta vacuna reduciría los niveles de carga viral hasta 4 veces de 12 a 28 días tras recibir la primera dosis. Esto suena prometedor a la hora de atajar la transmisibilidad, ya que una menor carga viral podría representar menor riesgo de contagio. Por otra parte, datos poblacionales y epidemiológicos indican que en Israel, en personas de más de 60 años, apenas tres semanas tras la doble vacunación, se ha producido un descenso muy relevante en infecciones y enfermos. En concreto, se reportan un 56% menos de casos, un 42% menos de hospitalizaciones, un 34% menos de enfermos críticos y un 35% menos de muertes. Datos que invitan al optimismo.

Una mujer embarazada ha dado a luz a un bebé con anticuerpos frente al virus en la sangre del cordón umbilical, la primera evidencia de transmisión de inmunidad frente al virus de una madre a su recién nacido

Igualmente positivos han sido varios trabajos científicos relacionado con potenciales tratamientos frente a la covid-19. Uno de los primeros espadas frente a la enfermedad en su estado más grave es la dexametasona. Esta semana hemos sabido que este fármaco, ampliamente conocido en la comunidad médica, está teniendo un gran impacto en el tratamiento de la enfermedad. Una estimación (de julio a diciembre de 2020) sugiere que la dexametasona ha podido salvar una media de 12.000 vidas en el Reino Unido, y unas 650.000 en todo el mundo. Además, este jueves se ha hecho público que la combinación de tocilizumab, un fármaco usado para tratar la artritis reumatoide, y la dexametasona, puede reducir a casi la mitad las muertes en los pacientes más graves con covid-19 según el ensayo clínico 'Recovery'. 

Por último, otra píldora de optimismo lo representa el caso de una mujer embarazada que tras recibir una inyección de la vacuna Pfizer, dio a luz a un bebé con anticuerpos frente al virus en la sangre del cordón umbilical. La primera evidencia de transmisión de inmunidad frente al virus y la enfermedad de una madre a su recién nacido.