Creo que nadie se atrevería a señalar que es dueño de su empresa cuando para repartir beneficios entre sus socios tiene que pedir permiso, cuando no puede invertir en proyectos que le gustaría desarrollar, aún con liquidez para ello, o cuando le dicen cómo tiene que gastar su dinero y cómo tiene que ahorrar, o cuánto tiene que cobrar por sus servicios. 

 Nadie se atrevería a señalar que es dueño de su empresa cuando para repartir beneficios entre sus socios tiene que pedir permiso

 

Creeríamos que hace el ridículo si quiere vendernos un perfil único y diferenciado de negocio que dirige con solvencia e independencia. Pues a diario nos estamos comiendo ejemplos de algo muy parecido. Los socios de un banco son sus accionistas y estos no pueden recibir dividendos hasta que el Banco Central Europeo lo autorice. Los bancos no es que no puedan aumentar sus inversiones empresariales, sino que muchos de ellos tuvieron que presentar en Bruselas un plan de desinversión de sus participaciones en empresas. A los bancos, semana sí y semana también les llega una recomendación forzosa del BCE, de la EBA o del Banco de España señalando cómo tienen que ahorrar costes de personal y cerrar oficinas. Mientras que, una política de bajada de tipos les lleva, por recomendación de nuevo de los reguladores, a establecer comisiones cada vez más elevadas para poder financiar su operativa y mantener los saldos de ganancias. 

 Si esto no es una intervención en toda regla que venga Dios y lo vea

 

Y todavía hay discursos que señalan que tenemos una banca diferente, o que hemos salvado nuestro modelo de banco. Si esto no es una intervención en toda regla que venga Dios y lo vea. Y probablemente este control del regulador es uno de los mejores precios que podemos pagar tras el desastre que afloró en la gestión bancaria de este país con la crisis financiera de 2008. 

En este contexto es grave la necesidad de un baño de realidad. Ya no hay bancos diferentes, cada vez se parecen más porque tienen menos margen de maniobra, luego es absurdo cualquier idea de las entidades de presentarse como las comprometidas con la empresa y el crédito. La realidad que cualquier gerente o director financiero de una compañía afronta de continuo es que hoy, más que nunca, para que le financien una inversión es necesario demostrar que no hace falta ese dinero. La banca se ha reducido a una gestión de servicios financieros a particulares, fondos de inversión, pensiones y compras de vivienda en una búsqueda de la seguridad de un ratio de morosidad que no supere el 4%. 

Europa nos ha tirado las fronteras, los hechos diferenciales y la realidad ha derruido los eslóganes fáciles del 'somos diferentes'

 

Ya no se encontrarán bancos financiando operaciones empresariales, impulsando la inversión industrial. Cada vez menos. Sí los habrá aportando líneas de crédito para proyectos dimensionados, pero parece que no van a estar en el gran salto inversor que requiere la economía en estos momentos. Ahora es el momento de los Fondos de Inversión. Esos compañeros desconocidos que se nos hacen antipáticos y nos suenan a especulación son ahora parte del paisaje y agentes en todas las grandes operaciones en un tejido empresarial, tradicionalmente muy bancarizado.  

Una vez más Europa nos ha tirado las fronteras, los hechos diferenciales y la realidad ha derruido los eslóganes fáciles del "somos diferentes". La globalización también nos lo recuerda, si queremos jugar en los grandes equipos, el dinero es internacional, los fondos han ocupado el lugar que dejaron los bancos. Si es bueno o no, no lo sé. Pero creo que la clave está en la respuesta a las preguntas del comienzo. ¿Podemos repartir beneficios entre los socios? ¿podemos invertir en proyectos que nos gustaría desarrollar? ¿podemos decidir cómo gastar o ahorrar nuestro dinero?