El TAV parece que por fin coge algo de velocidad hacia Euskadi. No está mal que lo haga después de tres décadas de espera; más vale tarde que nunca, pero muchos no se lo creerán hasta que vean un modelo del 'Avril' entrando a la estación alavesa. Los avances llegan no solamente con la adjudicación de las obras de la entrada del TAV a la capital de Euskadi; también coge ritmo el tramo Baños-Burgos, parado durante dos años de retraso tras retraso pese a estar concluidas las obras. Esta vez parece que lo del TAV va en serio, pero Raquel Sánchez debe recordar que la gestión de expectativas lo es todo en política. Y en Euskadi la conexión ferroviaria lleva décadas de desesperación a las espaldas de la ciudadanía.