Política

La espía de la Stasi que llevó el caso Zabalza al Parlamento europeo

Brigitte Heinrich fue parlamentaria de los verdes alemanes y redactó junto a Juan Mari Bandrés la primera iniciativa documentada de Euskadiko Ezkerra en el Parlamento Europeo: pedir una investigación internacional del caso Zabalza

9 enero, 2022 05:00

El 1 de enero de 1986, España ingresó en la Comunidad Económica Europea. Atrás quedaban muchos años de lucha tanto de los gobiernos de la UCD y del PSOE: España ya era miembro de club europeo de pleno derecho. Como tal, también tenía acceso al Parlamento Europeo. En mitad de una legislatura que no terminaría hasta 1989, España optó por acceder al poder legislativo europeo de una forma similar a la integración de diputados realizados tras el Brexit: mandando una representación que cumpliese con la proporcionalidad de los partidos políticos en el Congreso y el Senado. En este caso fueron 60 los procuradores destinados para España en la cámara europea que inicialmente fueron enviados así como solución de emergencia antes de celebrar unas elecciones —esos comicios tuvieron lugar en 1987 aprovechando las elecciones autonómicas y municipales— para elegir a los eurodiputados españoles.

Elegir a los representantes de los partidos que irían a Europa en virtud de sus escaños en las Cortes Generales no suponía un gran problema para los grandes partidos, pero sí para los partidos minoritarios. De los 60 eurodiputados iniciales, el PSOE se quedó con 36, Alianza Popular acaparó 16 escaños, CiU mandó a dos eurodiputados catalanes, el PNV mandó a otros dos y la suma de UCD y CDC permitía a los restos del fenómeno Suárez enviar dos representantes a Bruselas. Esa suma obtenía 59 escaños, pero faltaba uno que se tenía que repartir entre el Grupo Mixto, compuesto por colores políticos tan distintos como el CDS del propio Suárez, el PCE de Carrillo, dos diputados de Herri Batasuna o el entonces único diputado de Esquerra: Francesc Vicens. Para elegir a este último diputado se acordó que fuese un sorteo quien elegiese entre los representantes del Grupo Mixto. La suerte dio por ganador al único representante que tenía entonces una Euskadiko Ezkerra que aún no había unido su destino al del PSE. El diputado de EE en esa legislatura era entonces el propio fundador del partido: Juan Mari Bandrés.

Los eurodiputados españoles se repartieron por la cámara europea buscando sus familias naturales: socialistas con socialistas, los centristas con el grupo parlamentario liberal, los populares en el conservadurismo parlamentario... No fue fácil, porque la cámara europea tenía una mayor riqueza entonces que ahora y los políticos españoles todavía no se habían familiarizado con Estrasburgo. Así, el PNV empezó su andadura política, por ejemplo, en el grupo parlamentario en el que ahora está el PP y entonces, en cambio, no estuvo Alianza Popular. Bandrés llegó a esa cámara y apostó por el grupo arcoíris: una coalición de fuerzas regionalistas y verdes que agrupaba a gente tan distinta como los nacionalistas flamencos de Bélgica, los verdes alemanes o los comunistas holandeses.

Dentro de ese grupo, Bandrés conoció a Brigitte Heinrich, una diputada de los verdes alemanes. Periodista, Heinrich se había visto involucrada una década atrás en una acusación judicial de tráfico de armas por haber estado en Oriente Medio años antes y por su supuesta cercanía con distintas milicias comunistas distribuidas por toda Europa. Su juicio fue muy sonado en la Alemania federal, polémico como pocos y acabó con una condena a 21 meses de cárcel que apenas fueron de reclusión total durante un poco tiempo.

Cumplida su condena a finales de 1983, había sido la número dos de la listas verdes alemanas al Parlamento Europeo, que habían obtenido siete escaños. Heinrich dedicó buena parte de su labor parlamentaria a interrogar sobre incumplimientos de derechos humanos que se estaban dando a lo largo de la comunidad europea y se mostró preocupada también por los intereses europeos en la conflictiva África poscolonial, con preguntas e interpelaciones sobre asuntos como la compra de uranio procedente de Namibia o carbón sudafricano por parte de Estados miembros. Antes de la integración de España en la Comunidad Económica Europea, Heinrich había liderado varias iniciativas del grupo arcoíris que habían preguntado sobre "la práctica de la tortura al amparo de la legislación antiterrorista en España" y que habían mostrado el desacuerdo de este grupo con los ministros Vera y Barrionuevo, llegando a afirmar que en las comisarías españolas se seguía practicando la tortura.

Apenas cinco días después de la integración española en Europa, el 6 de enero de 1986, día de Reyes, Heinrich y Bandrés presentan juntos la primera iniciativa parlamentaria emprendida por el diputado de Euskadiko Ezkerra en la cámara europea de la que haya quedado registro: una propuesta de resolución —lo más parecido en Estrasburgo a proponer una declaración institucional— sobre la muerte de Mikel Zabalza bajo custodia de la Guardia Civil. El texto, redactado por Heinrich aunque presentado por los dos, proponía en su primer punto desestimar las explicaciones que la Guardia Civil había dado sobre la muerte del conductor de autobús. Además se pedía una investigación internacional del caso y se denunciaban de nuevo torturas en las comisarías.

Así se titulaba la propuesta de resolución formulada por Heinrich y Bandrés sobre el caso Zabalza

 

El texto que comenzó la andadura parlamentaria de Bandrés junto a Heinrich nunca prosperó. Pese a ser presentado para que fuese urgentemente a la mesa de portavoces del Parlamento Europeo, la iniciativa naufragó allí. De hecho, también supuso la ruptura entre la eurodiputada alemana y el parlamentario de Euskadiko Ezkerra. Heinrich y Bandrés chocaron ese día en Estrasburgo después de que la alemana "convirtiese en dogma de fe" —así se refirió Bandrés entonces a El País— un artículo de Egin sobre la contribución de las torturas a etarras en Ecuador al hallazgo del secuestrado Juan Pedro Guzmán en Basauri. Tras el fracaso de esta iniciativa Bandrés pidió al grupo arcoíris que todas las iniciativas relacionadas con España pasasen exclusivamente por sus manos, apartando así a Heinrich de este asunto.

La espía clave para que la Stasi entendiese algo de ETA y los GAL

Heinrich llegó a visitar Euskadi en una ocasión —entonces fue entrevistada por el semanario de la izquierda abertzale Punto y Hora en marzo de 1987— y se pronunció en más ocasiones en contra de las prácticas de los GAL. Lo que nadie sospechaba entonces es que Heinrich estaba trabajando como espía de la Stasi. Tampoco cuando la eurodiputada falleció el 29 de diciembre de 1987, víctima de un infarto. Su vinculación con la Stasi se descubrió con la caída de la Alemania oriental y el hallazgo de cientos de documentos de la Stasi. En ellos, junto al abogado de la Facción del Ejército Rojo Klaus Croissant, se hacía mención a "Beate Schäfer", que fue el apodo que se le otorgó a Heinrich al otro lado del Telón de Acero. Heinrich trabajó para el espionaje comunista alemán desde 1981.


En marzo de 1986, Punto y Hora publica una entrevista a la eurodiputada alemana

 

La Stasi documenta en sus archivos instrucciones explícitas a Heinrich para que en su labor parlamentaria, bajo una apariencia pacifista, en los incumplimientos de los derechos humanos e inmoralidades de Estado que cometiesen los países miembros de la Comunidad Económica Europea. De ahí su interés por asuntos como el caso Zabalza. En su entrevista con Punto y Hora Heinrich prometió volver a Euskadi por el 50º aniversario del bombardeo de Gernika, aunque esa visita no está documentada en ningún lado. Fuese como fuese, lo cierto es que "Beate Schäfer" cumplió muy bien su papel y mantuvo su ligación a Euskadi hasta su muerte, ya que su amigo Croissant —apodado "Taler" en la Stasi— fue una de las principales fuentes de información para la Alemania del Este sobre ETA según un informe del Centro Memorial para las Víctimas del Terrorismo publicado a finales de 2018.