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El apoyo al comercio seguro y de proximidad, clave en la supervivencia del sector

La compra en el barrio teje una relación humana y personal en la que se generan lugares de encuentro, seguros y respetuosos

30 abril, 2021 15:20

Todos sabemos que la vida de las ciudades está en la calle, pero de lo que muchas veces no somos conscientes es de que esa vida nace en los comercios de nuestros barrios. Los escaparates, los productos que ofrecen, la atención de sus profesionales, el ir y venir de la clientela… es la suma de todo ello lo que convierte a una calle normal en un eje comercial repleto de actividad y de color. Por eso, es fundamental que todos colaboremos en que el ecosistema de nuestra ciudad mantenga la vida. En que nuestros barrios sean lugares llenos de oportunidades para compartir, convivir y crecer.

Cada una de las pequeñas tiendas que vertebran las ciudades y municipios dotan de vida y dinamismo a la comunidad. Y es lo que nos hace falta más que nunca, vida, el apoyo de unos y de otros, asomarnos, en vez de a nuestro balcón -para el que lo tenga- al mostrador donde nos reciben con aprecio, ternura y agradecimiento. Una mano amiga, una mirada cómplice, que ayuda a sobrellevar una situación sin precedentes y nos aleja de la soledad. Cuesta creer que miles de pequeñas empresas sean fruto de nuestro poder de decisión, de elección ante otras formas de consumo, pero esas miles de pequeñas empresas son parte de la solución y solo creer que formamos parte de ello las mantendrá con vida.

La compra en el barrio teje una relación humana y personal en la que se generan lugares de encuentro, seguros y respetuosos. Los pequeños comercios promueven la cohesión social, a la vez que evitan grandes desplazamientos y aglomeraciones. Fueron los primeros en armarse con todo lo necesario para proteger su negocio, protegiendo primero al consumidor. Son los primeros en recordarte las medidas para hacer frente a la pandemia, pero también en cumplirlas. Personas a las que, ni la distancia les resta cercanía, ni la mascarilla un ápice de cariño y atención hacia sus clientes, a los de siempre y los que nunca antes han pasado por allí. 

Apoyo del Gobierno vasco

El comercio, nuestro comercio, ha acompañado siempre las evoluciones de la historia de las ciudades. Del trueque a la venta, del ámbito más rural, al más moderno y globalizado. El comercio transforma y modela, no sólo las ciudades, sino también nuestro día a día, las pequeñas rutinas que nos forman como sociedad. Ahora, la irrupción de la pandemia les ha obligado a reinventarse, una vez más, un poco más, y no lo han hecho solos. Desde las instituciones, en especial desde el Departamento de de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno vasco, se ha hecho una estrategia de resistencia y promoción. La diversidad de programas de apoyo al pequeño comercio es extensa.

El Departamento del que es consejero Javier Hurtado ha desplegado una batería de medidas dotadas con 16 millones de euros para paliar los demoledores efectos de la pandemia. Estas iniciativas se activaron desde los primeros días la pandemia con las 'ayudas extraordinarias covid-19' que aportaron 16 millones de euros, unas ayudas que llegaron a 3.737 pequeños comercios vascos. En este 2021 se ha desplegado otro programa dotado con otros 16 millones de euros dirigido al sector del equipamiento personal, ropa, calzado, habida cuenta que la pandemia no ha afectado a todos los ámbitos del comercio por igual.  Por otra parte, y para incentivar el consumo y reactivar las ventas, se puso en marcha el programa 'Euskadi Bono Comercio' casi medio millón de bonos canjeados que supusieron un impacto en ventas de 15 millones de euros.  

Todas estas acciones, que se pueden consultar en la página web de Departamento de Turismo, Comercio y Consumo del Gobierno vasco, han llegado como ayudas directas que era lo que el comercio demandaba y ahora, según avanza el Departamento, hay nuevas ayudas en preparación. Es un mensaje claro y directo a la ciudadanía. Apostar por las tiendas de barrio es apostar por la salud y el bienestar de nuestra tierra. Y es de suma importancia reconocer el valor añadido que su presencia supone para los ciudadanos y ciudadanas, además de su atractivo, por la calidad de vida que ofrecen y nadie podrá sustituir.