Sociedad

¿Hemos aprendido algo de la muerte de Verónica Forqué?

En Euskadi, 184 personas se suicidaron durante el pasado año, y tanto psicólogos como afectados por estas enfermedades mentales piden que el foco se ponga en la educación para detectar las primeras señales

17 diciembre, 2021 05:00

"Las redes sociales somos las personas, y por tanto los culpables somos las personas, no las redes". Esta reflexión del psicólogo Kike Esnaola hace referencia a la impunidad de la la que goza cualquier comentario lanzado en Twitter o Instagram, por poner un ejemplo, que se lanza con odio hacia otra persona y que queda ahí a perpetuidad. Un odio que traspasa las barreras de internet y que en numerosas ocasiones impacta directamente contra aquellas personas a las que va dirigido y que les acompaña constantemente.

"Insoportable, grosera, maleducada, tanta yoga para nada", "para lo único que sirves es para provocar ansiedad a los que te rodean", "necesita una camisa de fuerza", "esta señora tenía que estar en un frenopático", "eres la persona más insoportable que ha pisado el programa, deja de drogarte", "ojalá todo lo que haces y provocas en los concursantes te lo devuelva alguna vez en la vida".... Estos son tan solo algunos de los comentarios que la actriz Verónica Forqué recibió a diario en redes sociales a raíz de su participación en el programa de televisión 'Masterchef'. El pasado lunes, la famosa actriz se suicidaba en su casa de Madrid. Ella misma había reconocido, tras anunciar que abandonaba el concurso de cocina, que "no estaba bien y no podía más".

"Lo que se publica en las redes se queda ahí para siempre, está presente todo el rato y esa persona está expuesta a recibir odio todo el tiempo, lo que genera una sensación abrumadora para la persona que es víctima. Y en esto las mujeres salen siempre peor paradas, en el ojo público el escrutinio al que se ven expuestas siempre es mayor, y en la salud mental especialmente", explica el psicólogo Kike Esnaola.

Verónica tenía en el programa una actitud que despertaba las alarmas de cualquier persona que tuviera herramientas para detectar una enfermedad de este tipo y que ella misma había hecho público tiempo atrás también en televisión. Ecolalias, frenesí de ideas, locuacidad inusual, desorganización cognitiva, agitación... "En el programa nos quedamos con la carátula, con lo que nos enseñan y no nos cuestionamos más allá de lo que pueda estar pasando esa persona. No somos sensibles y lo interpretamos como que está chiflada o loca como decían los comentarios. Y al final, esta todo tan normalizado que inevitablemente todos participamos de ello", apunta Esnaola. 

¿Todo vale para hacer 'show'?

"Verónica decidió tanto comenzar como finalizar su participación en el programa cuándo y cómo lo consideró, contando con nuestro continuo apoyo", ese es el mensaje que ha lanzado la productora de Masterchef tras la trágica noticia. No se puede demonizar al programa de TVE por esto porque no es el único caso de la parilla de televisión en que se ven exposiciones personales a tanto nivel. Es por ello que Esnaola cree que esto debería llevar a una profunda reflexión.

"Todos participamos de esto y la reflexión verdadera no puede llegar ahora solo desde el susto de que acaba de pasar este trágico hecho, porque esto se olvidará en unos días se apagará el botón de la reflexión. Los medios, o quienes dirigen los medios, tienen que empezar a cuestionarse si todo vale, y asesorarse de profesionales que les enseñen a manejar estas situaciones. Con una intención real, no como apagafuegos del miedo o de la culpa que están sintiendo ahora", explica Esnaola.

Andrea Guzman tiene 23 años y, por desgracia, conoce lo que es vivir cerca de una enfermedad mental desde los 16 años, cuando tuvo su primera depresión. Ella cree que ni se ha aprendido ni se va a aprender nada de la muerte de Verónica Forqué: "Es muy común escuchar de aquellos que se quitan la vida que son unos cobardes. No, quitarse la vida es una putada muy grande, y tener el pensamiento de hacerlo también lo es. Porque las personas que tenemos una enfermedad mental queremos vivir, lo que pasa es que muchas veces no sabemos cómo".

Sobre su paso por Masterchef, cree que muchos de los momentazos de la edición los daba ella y el programa los pasaba por alto sin profundizar en que lo que la actriz no estaba pasando un buen momento. "Estas enfermedades siguen siendo un tabú en este país. La gente no tiene información y se piensa que tener una depresión es estar llorando las 24 horas en tu casa y no, la depresión también tiene muchos picos de euforia en los que crees que puedes con todo. Igual Verónica quiso estar ahí y tomo la decisión de participar en uno de esos momentos en los que lo veía como un salvavidas o un reto al que agarrarse. Lo que debería haber hecho el programa es visibilizar su realidad porque es la de muchas personas", dice Andrea Guzman.

La base: la educación

Tanto Esnaola como Guzman coinciden en una cuestión: hay que dotar a la sociedad de educación y de herramientas que ayuden a detectar las señales. "No todos estamos en contacto con situaciones de este tipo y no podemos convertir el hecho de tener información que nos haga sensibles a estos problemas en un privilegio. Hay que poner el foco ahí, en tener información que nos haga sensibles porque ahora no empatizamos", considera el psicólogo. Justo en la empatía también incide Andrea Guzman, quien asegura haberse sentido arropada por su entorno, aunque en momentos también prejuzgada y mirada con lástima.

"Con lo que le ha pasado a Verónica nos vamos a compadecer, pero no vamos a aprender. Y menos si no vamos a la raíz que es la educación y la normalización como cualquier otra enfermedad. Vamos hacia atrás en muchas cosas y no puede ser que pidas una cita en la sanidad pública con un psicólogo y den para dentro de meses. La persona que se quiere quitar la vida lo quiere hacer ahora, no dentro de seis meses. Verónica Forqué hace unas semanas era 'la loca de Masterchef' pero locos y locas somos muchos", comparte Andrea.

Ambos, que conviven con estas enfermedades desde diferentes prismas, saben detectar cuales son las señales que deben despertar las alarmas. Dejadez, falta de cuidado personal, de apetito, de ganas de socializar, cambios constantes de humor... "Necesitamos entender que tu amiga la que lleva semanas posponiéndote el café igual tiene ganas de verte pero no puede levantarse de la cama. Necesitamos normalizar el ir, llamar a la puerta y sacarla de la cama en lugar de echárselo en cara. Hay que explicarle a la gente que igual que te puede llegar un cáncer, te puede llegar una depresión porque las enfermedades mentales no miran la cuenta bancaria, la edad ni el género. Llegan y te arrebatan todo y te destrozan", dice esta joven.

El eterno debate de los suicidios y los medios de comunicación

Diez personas se suicidan al día en España. Durante 2020 en todo el país la cifra asciende a 3941 personas, y en Euskadi son 184. El suicidio es la primera causa de muerte no natural en España. Sin embargo, en todas las redacciones lleva años imperando el debate sobre el tratamiento que se le da a los suicidios. Kike Esnaola cree que los medios de comunicación deberían de revisar la responsabilidad que tienen sobre la salud mental y más que seguir debatiendo sobre si sí o no contarlo, pararse a pensar en de qué manera hacerlo.

"Siempre se ha dicho que llevarlo a la prensa podía producir un efecto llamada y no es así. Científicamente está demostrado que hablarlo genera un efecto positivo. No tiene que ver con el qué, sino con el cómo se trata. Hay que hacerlo desde lugares responsables y dotados de recursos reales para poder realizar una labor pedagógica", explica este psicólogo.

La cobertura que algunos medios de comunicación hicieron sobre las apariciones de Verónica Forqué en Masterchef estaban en algunas ocasiones al mismo nivel de gravedad que los comentarios de las redes sociales. No había episodio sobre el que algún medio se refiriera a la actriz asegurando que "había perdido los papeles". "Todo se hacía desde la crítica y pasó a ser otro juguete roto más. Tenemos un problema con cómo tratamos a los personajes públicos tan solo por el hecho de ser públicos. Y el problema no son solo los medios, las redes, las instituciones, el colegio... es toda la sociedad. Ahora ha sido Verónica, pero mañana serán otra decena de personas más", concluye Andrea Guzman.