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La organización del Boombastic deja tirados a decenas de vascos de noche en el monte en Asturias

El festival de música no envía las lanzaderas en plena tormenta y abandona a su suerte a miles de personas

22 julio, 2022 21:49

Caos en el Boombastic en Asturias. La organización de este festival de música dejaba la pasada noche a miles de personas, entre ellas decenas de vascos, tiradas en medio del monte sin ninguna conexión para poder volver a sus casas, alojamientos o campings. Tal y como denuncian los propios asistentes, el festival ofrecía un servicio de lanzaderas que fueron totalmente inexistente. Unos autobuses que conectaban Llanera, donde estaba el recinto para los conciertos, con las ciudades de Gijón, Oviedo y Avilés, así como con los dos campings habilitados en las proximidades del recinto. Un servicio por el cual los asistentes pagaron unos 30 euros y que aseguraba líneas continuas entre las 3:30 y las 7 de la mañana para salir del festival y volver a casa. 

Finalmente, nada de esto funcionó. Según explican los propios jóvenes, no llegaron apenas unos tres o cuatro autobuses hasta casi las cinco de la mañana. El resultado fue gritos, puñetazos, avalanchas, ataques de ansiedad, gente sin poder respirar y otra tanta llorando, tal y como cuentan algunos asistentes vascos. "Pensaba que venía a un festival, no a los Juegos del Hambre ni a Supervivientes", apuntan en redes sociales más testigos que también cuentan como, cada vez que llegaba un autobús, "volaban puñetazos para lograr subir". 

Denuncian que, ante esta dura situación, ningún responsable de la organización apareció, únicamente los voluntarios jóvenes y "apenas un par de policías". Este periódico ha tratado de contactar con la organización del festival y ha sido imposible. Algo que también apuntan los usuarios en sus reseñas de Google: "Llevo meses intentando contactar con ellos a causa de un error por su parte. Lo he intentado por todas las vías: email, teléfono, redes sociales, formulario de consulta de su página web...y no he obtenido ninguna respuesta. ¡Vergüenza de organización!". 

Sin cobertura y tampoco servicio de taxis libres, la única opción que le quedó a cientos de jóvenes fue la de volver a sus casas andando en travesías de dos, tres o cuatro horas de noche, por la carretera y mientras no paraba de llover. En redes sociales, las quejas se cuentan por cientos y todos coinciden en su intención de denuncian a la organización por los hechos: "Espero que se les caiga el pelo a los organizadores. 35€ cabeza por las lanzaderas y 4 autobuses para 40000 personas. Ningún tipo de señalización ni organización. Nos dejaron a todos tirados hasta las 7 de la mañana bajo la lluvia. Denunciable", "No será noticia a no ser que ocurra una desgracia, cosa que parece muy probable. Un caos en todo su significado: avalanchas, cero organización, lanzaderas que no llegan, en fin, "tonto el último" y que se salve el que pueda. Espero que la organización pague por lo ocurrido", "Tendrán que intervenir las autoridades o ocurrirá una desgracia en las lanzaderas de vuelta". En total, hay unas 40.000 personas en el Boombastic.

Y la denuncia va más allá de los propios asistentes y algunos trabajadores también cuentan lo que ha sido la primera jornada de trabajo allí: "Un día siendo trabajadora del Boombastic y yendome a mi puta casa ya sin cobrar porque os vais a comer una pedazo de denuncia que se os vais a acordar de mi nombre. Incubando bronquitis por unos imbeciles que tratan al personal como mierda, ojalá quebréis mañana", relata una trabajadores de este evento asturiano. 

No es la primera vez que se vive una situación así en uno de estos festivales. De hecho, en la edición de Boombastic que se celebraba en junio en Madrid, las quejas de los asistentes fueron igual de cuantiosas. Los asistentes a aquella cita aseguran que tuvieron un trato "inhumano" por parte de la organización que no les dejaba salir del recinto -el cual cambiaron apenas una semana antes de la fecha- en plena ola de calor, ni tampoco introducir nada de comida ni bebida para sobrellevarla. "Colas infernales, no te dejaban salir, colas de 3 horas para comer o beber algo, gente que se desmayaba, el sonido lamentable e incluso los propios artistas se quejaban", apunta una asistente a aquellos conciertos.